Les asistían a Miguel Díaz-Canel todas las razones para calificar de fracaso lo que pudo ser desde el principio un logro de alto impacto. Expresiones como “esto es enterrar el dinero del país”, “ha habido problemas de estrategia por la parte cubana”, “una tecnología como esta se conoce y no era para que hubiera dado tanta guerra”, ilustran el sentido crítico de las reflexiones de la máxima autoridad de la nación.

Sin tiempo para lamentaciones o pesimismo, indicó determinar las causas de los tropiezos y el camino a seguir, en el empeño de echar a andar y cumplimentar la contienda cañero-azucarera que necesitan el territorio y el país, y ahorrarle millones que hoy se erogan para adquirir el combustible fósil que demanda la generación de electricidad.

Sin embargo, el error de haber prescindido de la planta eléctrica y de dos calderas del Coloso del Centro antes de que la procesadora de biomasa vegetal esté a punto, sirvió al mandatario para reflexionar, en intercambios posteriores, acerca de la importancia de la autonomía municipal, y de que las autoridades locales sean suficientemente escuchadas cuando se adopta una decisión que les incumbe y afecta.

A la visita de alto nivel se le puso al corriente de los retos actuales: después del filtrado del aceite que se hace en la planta —un proceso tecnológico cuya extensión resulta imposible determinar—, se harán pruebas de laboratorio para disipar cualquier duda, acciones inmediatas en el camino hacia la puesta en marcha. “Hemos perdido tres años, elaboren un programa con las soluciones. Voy a llamar día por día”, subrayó.

Valoraciones del Presidente cubano acerca de la bioeléctrica de Ciro Redondo. Sus tropiezos, dificultades, previsiones, perspectivas fueron analizados en la propia instalación.

(Redacción Informativa)

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