Por Arquímedes Romo Pérez

Al iniciar su trabajo los primeros Instructores de Arte en la Región de Morón, no existen antecedentes de tal actividad, incluso, ni por parte de los cuadros de dirección del nuevo organismo hay nociones de cómo afrontar la responsabilidad de poner en funcionamiento el Movimiento de Artistas Aficionados, para cimentar las bases del desarrollo cultural general de la población.

Ante tal situación son los propios instructores quienes citan y efectúan reuniones organizativas en las organizaciones de masa, centros laborales importantes, zonas campesinas y algunos sindicatos que, ya organizados, apoyan el trabajo político de la Revolución en el poder. Mediante este esfuerzo coordinado se logra ordenar una programación cultural capaz de modificar la imagen tradicional del artista cubano, incorporar la familia a la nueva proyección artística e incrementarla y fortalecerla, como parte importante de la infraestructura ideológica del país.

Vale decir que en esa etapa no existen instalaciones adecuadas para estabilizar una programación puramente cultura en la ciudad y mucho menos en el área rural, lo que obliga a los instructores a atender la orientación técnica, formación de valores, adiestramiento, ensayos y presentaciones en todo el amplio territorio en lugares inadecuados, siempre con el concurso de los organismos de cada localidad, y en la mayoría de los casos, con la comprensión de los vecinos y la participación del pueblo, en la producción de las primeras presentaciones de los artistas aficionados, que inician una nueva era para la cultura popular del territorio.

Los primeros Instructores de Arte, deben atender a todos los grupos que se crean en los distintos organismos o centros laborales, prepararlos, presentarlos y, al mismo tiempo, asesorar la programación de actividades del organismo, por lo que deben moverse diariamente por toda la región sin el necesario transporte, sin contar con dieta de alimentación y sin recursos materiales para las presentaciones. Sencillamente se hace un trabajo emergente de movilizado, tal y como, en esos instantes, se manifiestan todos los sectores de la nación, en medio de una gran efervescencia revolucionaria y de enfrentamiento abierto y constate a los enemigos del nuevo sistema político.

Independientemente del bajo salario que se percibe, ninguna de las especialidades artísticas que deben atender los instructores cuenta con un local propio para clases, ensayos y presentaciones, se carecen de todos los recursos técnicos, no hay iluminación ni parlantes para las presentaciones, ni se cuenta con recursos varios como maquillaje, atrezo o vestuario. Todo el aseguramiento técnico material que demandan los grupos en funciones, traslado de instructores, alojamiento y dietas son responsabilidades de los organismos que poseen los grupos o los propios artistas aficionados

Dentro de los organismos imbricados en el trabajo cultural de la Región, sobresale el Sindicato de Trabajadores Azucareros con incidencia directa en punta Alegre, Ciro Redondo, Primero de Enero Bolivia y Morón,. Es un sindicato fuerte, con muchos recursos, que se convierte rápidamente en soporte básico del movimiento cultural en el territorio, como una proyección de carácter provincial sustentada por René López Montero, quien ocupa el cargo de Responsable de Cultura del Sindicato a nivel de provincia. Como que este funcionario reside en la ciudad de Morón y esta región es básica en la producción azucarera camagüeyana, dedica todos sus esfuerzo a la consolidación del Movimiento de Aficionados en ese sector laboral.

Como es lógico suponer los trabajadores azucareros cuentan enseguida con el apoyo total y la máxima atención de los instructores quienes, además, reciben la mejor atención, obtienen los recursos necesarios para trabajar más organizadamente y se crean grupos que rápidamente se convierten en los mejores del territorio y en ganadores sistemáticos en los festivales de aficionados organizados por el Consejo Nacional de Cultura, los sindicatos nacionales, los organismos militares y las organizaciones de masa, que anualmente se convocan y celebran en distintos lugares de la Isla.

Pese a la falta de recursos de todo tipo, las incomprensiones lógicas que dialécticamente siempre aparecen ante lo nuevo, la carencia de planes realizables, el desconocimiento de una actividad moderna para la época y las serias dificultades materiales afrontadas diariamente, el trabajo de los instructores-orientadores en la Región de Morón puede calificarse de bueno para una época en la que existen muchos deseos de cumplir, trabajar y vencer dificultades, sin muchas pretensiones profesionales.

En este caldo de cultivo es que entran en acción los Instructores del Habana Libre en la Región de Morón; así comienza Tony Alonso, con el Coro de Ciro Redondo; Flor Esther González, con el Grupo de Danzas Europeas, del mismo lugar; Nieves de Armas con el “Malembe” de Morón de danzas afrocubanas y Arquímedes Romo, con el Grupo “Santa Sotolongo” del Sindicato del Comercio