Por Leonel Iparraguirre González
Nancy Brito Ramos es una moronera que cuando muy joven tenía indecisiones en su formación vocacional. Pensó ser arquitecta y luego graduarse en Ciencias Naturales, pero no le fue posible encausar ninguna de estas profesiones por situaciones personales.
Alega que para su satisfacción un día del año 1971 tuvo la oportunidad de formar parte de la matrícula de la Escuela Nacional de Bibliotecarias en la capital del país y “me dieron en la vena del gusto”,-dice- pues cuenta que desde muy pequeñita le gustaba la lectura y dedicaba muchas horas a estar entre libros.
Así fue que un día logró su gran anhelo, penetrar en las salas de la biblioteca Sergio Antuña de la ciudad de Morón en su condición de trabajadora, como técnica en bibliotecología. Toda su trayectoria laboral hasta el 2013, cuando se acogió a la etapa de jubilación, Nancy vivió en el maravilloso mundo de la literatura.
“La biblioteca fue parte importante de mi vida, disfruto las horas que permanesco entre stantes, rastreando aquellos ejemplares que solicitan quienes visitaban la sala donde laboraba”, comenta “Para ser bibliotecaria hay que tener vocación, amar los libros, complacer a los visitantes y aprender a desenvolverse en ese mundo mágico del conocimiento humano”, considera.
El siete de junio del 2015, cuando se celebraba el Día del Bibliotecario, Nancy Brito Ramos recibió con mucho agrado la noticia de que sería una de las dos primeras trabajadoras de este sector que en la provincia recibirá la distinción José Muñiz Vergara, máximo reconocimiento a la entrega y dedicación que desde este año otorgará la Biblioteca Provincial Roberto Rivas Fraga.
Aunque jubilada, esta abnegada bibliotecaria mantiene una estrecha relación con ese colectivo al que perteneció durante más de cuatro décadas, y donde fue merecedora de la distinción Raúl Gómez García, del sello Antonio Bachiller y Morales y del Premio Caonabo por la obra de toda la vida, entre otros reconocimientos.