Por Leonel Iparraguirre González

No podía ser otro lugar que los alrededores del teatro Reguero de la ciudad de Morón, para conocer a fondo la vida de una actriz con una amplia hoja de servicios en este frente. No es otra que Yamary Pombo Paz, quien humorísticamente, al hacer referencia a su nacimiento en el antiguo hospital de Morón, relata que al salir del vientre de su mamá, irrumpió un aplauso, como si hubiera nacido una artista, pues como excepción no lloró, y fue entonces cuando los especialistas le hicieron el primer diagnóstico: será alérgica.

Resulta difícil poder mencionar la totalidad de los centros escolares de primaria y secundaria por los que tránsitó Yamary en su niñez y parte de su juventud, pues entre otros enumeró a Cuba Socialista, Mártires de Morón, Camilo Cienfuegos, ESBEC Sanguily 2; Ceballos 10, Ceballos 12 y logró aprobar el grado 12 en la Secundaria Nguyen Van Troi, en la ciudad de Morón.

Yaimary cuando niña anhelaba ser Aeromoza, en sus sueños viajaba muy alto en aparatos Supersónicos, quizás motivada por novelas, películas… Sin embargo, no tuvo mucha suerte, pues cuando se presentó en esa opción, rápidamente fue descartada con un argumento irrebatible: “no tienes estatura, eres muy chiquita”.

Yaimary, algo inteligente, aunque no le gustaba estudiar, se vio en una disyuntiva. Qué otra opción, si solamente he pensado en pistas de aterrizaje y aviones?…Entonces recordó que cuando niña recitaba y cantaba en las actividades que se organizaban en sus escuelas y que la aplaudían. En matutinos escolares cantaba canciones de Teresita Fernández, de Silvio y de Pablo Milanés.

Cierto día, Filiberto Quintero la escuchó cantar y decidió acompañarla con una guitarra. Así fue que encauzó su profesionalidad hasta lograr participar en Festivales, en el programa Escenario Escolar y logró incluso incursionar en el teatro.

Integró el grupo Olga Alonso, con la instructora Esperanza Machado y cierto día, con solo 18 años decidió hablar con Orlando Concepción entonces director del Grupo Teatral Perspectiva.

Y en esa familia, devenida en la Compañía D’Morón Teatro, lleva 35 años, participando en comedias, obras de teatro, recitando poemas, en fin, en todo lo que se presente.

“Uno de agota, pero enseguida nos reanimamos, porque D’Morón Teatro es una gran familia”, confiesa con espontaneidad.

Entre el 2010 y el 2012, Yamary cumplió misión en Venezuela, como Instructora de Teatro en Caracas, donde logró amistades inolvidables.

A una pregunta responde: “Solo cuento con la medalla Raúl Gómez García por acumular 35 años en el sector de la Cultura y muchos reconocimientos traducidos en aplausos”, refiere Yamary.

Finalmente esta artista reafirma que tiene a esta Compañía Teatral como su propia familia. Esta es mi casa, mi vida. “No tengo familias, pero tengo a Morón y por tanto me considero feliz, alegre y amistosa”.

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