Manuel Lázaro Martínez, aunque nativo de Lugareño, en Camagüey, y una larga trayectoria militar en Matanzas, es, desde hace 24 años, residente en la ciudad de Morón. “Traje para esta ciudad vivencias inolvidables de aquellas 72 históricas horas devenidas en la Victoria de Playa Girón,” refiere Manuel, considerado uno de los combatientes que propinaron la derrota mercenaria en las arenas de Girón.
A pesar de sus 85 años de edad, conserva fresca en su memoria cada detalle de aquellas históricas jornadas, donde, a su criterio, los combatientes cubanos mostraron derroche de valentía y unidad.
De cada momento, de cada jornada, de cada gesto de heroicidad, Manuel Lázaro, con toda su paciencia y disponibilidad de tiempo, ha ido plasmando sus vivencias sobre el enfrentamiento a la mercenaria invasión por Playa Girón, desde aquel día, que estando en la Escuela de Responsables de Milicias en Matanzas se recibió la noticia de la invasión.
En poco tiempo se preparaban las condiciones para la partida, y en la madrugada de aquel 17 de abril partieron hacia el Central Australia. Su unidad era la más preparada de toda la escuela y disponía de modernos armamentos.
Manuel Lázaro intenta narrar paso a paso cada detalle de aquellas jornadas, de cuando partieron desde el Central Australia para Pálpite, ubicado unos cuatro kilómetros antes de Playa Larga. Se muestra inquieto en el sillón para contar que en el trayecto la aviación ataca la caravana, aunque, por suerte, no sufrieron mayores daños.
La ubicación estrategia del batallón hizo posible que las fuerzas mercenarias no avanzarán, gracias a las órdenes que dio el Líder Histórico Fidel Castro, quien, sin temor alguno, estuvo junto a nosotros en el escenario del fuego.
Eran momentos de fuertes combates, donde nuestros tanques y la artillería no desmayaron ni un solo instante. “A nuestro lado vimos caer muchos compañeros alcanzados por la metralla enemiga. Eran condiciones muy difíciles, pero no mermaron nuestras fuerzas”, confiesa este combatientes de Girón.
Manuel busca un libro sobre Girón y muestra fotos de aquel desenlace, narra anécdotas impresionantes, como la de aquel combatientes que sacaron debajo de un tanque de guerra, donde había perdido sus dos piernas.
Recuerda que muchos vecinos de Jagüey Grande nos enviaban agua y alimentos mediante el personal de enlaces.
Terminaba la invasión con victoria para las fuerzas cubanas y Manuel Lázaro, el Jefe de una importante Compañía, retornaba con el cumplimiento de la misión.
Nos muestra su boina verde olivo con la que combatió en Girón y conserva más de 20 medallas y reconocimientos, por sus méritos en las Fuerzas Armadas Revolucionarias y en las filas del Ministerio del Interior.
(Autor: Leonel Iparraguirre González)