Por Arquimedes Romo Pérez

Un amante del béisbol expresa, quizás a la ligera, que es muy limitado el valor de la historia en la pelota, porque lo que sucedió y no sucede carece de importancia. Sin embargo, cuando nos detenemos y analizamos el fenómeno histórico y sus consecuencias, nos percatamos del craso error de este avanzado intelectual detenido en el tiempo y ajeno a la realidad.

Si, según la historia, Morón es uno de los municipios con mayor aporte al deporte nacional, a partir de la masividad y el funcionamiento permanente de cinco campos de placeres de los cuales salen decenas de talentos, pero ahora no cumple con lo indicado por la historia, por carecer de estas fuentes productivas de nuevos valores y, por consiguiente, aparecen merma, abandono, carencia, impotencia, ausencia de calidad en la pelota local actual. Aparecen peloteros porque se juega pelota y no hay peloteros porque no se juega pelota: esa es la verdadera historia viva!

Acorde con esta reflexión inicial nos retrotraemos en el tiempo y vemos como un torneo local establecido en honor al Día Internacional de la Mujer y que por el nivel y la exigencia de participación, puede calificarse como de exploración o de descubrimiento de jóvenes atletas con facultades, se va a pique y queda solo como feliz experiencia; igual ocurre con la “Copa Rolando Almanza”, iniciada el 15 de Noviembre del 2009. A esta merecida convocatoria responden los equipos Ferroviarios, Consejo Popular Patria A y B, Empresa Alevinaje, Barrio Embarcadero y Barrio Sur. Una excelente decisión para rendir honor, cada año, a quien fuera el más esforzado y destacado trabajador del béisbol en Morón, una verdadera gloria deportiva, que honra la pelota local; sin embargo, al igual que ocurre con la Copa de la FMC, sucede con la “Rolando Almanza”. Otra posibilidad perdida a favor de la masividad en el béisbol y en el desarrollo tradicional de la disciplina en la Ciudad del Gallo.

A la distancia de un cuarto de siglo aún se mantienen en la memoria de los moroneros aquellos partidos en lo que juegan el amor a la camiseta, el honor del símbolo histórico de la ciudad ly el furor apasionado de miles de aficionados que colman invariablemente el “Paquito Espinosa,” en la inigualable etapa en que la instalación se convierte en valla combativa para defender prestigio, honor y calidad de la pelota local. Son los años en que Morón es importante protagonista en los Torneos Nacionales de Clubes Campeones Municipales. Es una rica, muy rica historia, escrita y viva, historia que es necesario revisar y recordar, para traerla al presente y evocarla ,con el fin de devolver el béisbol al nivel que le corresponde.

En las memorias del “Paquito Espinosa” brillan con letras de oro grandes partidos que van mucho más allá de lo que puede ser compromiso de un equipo municipal de pelota. Es muy interesante el sistema competitivo establecido para los Torneos de Clubes Campeones. La región oriental, por ejemplo, comienza entre Ciego de Ávila y Villaclara; el ganador en tres partidos al mejor de dos, avanza hacia Camagüey, donde se repite la historia; el vencedor enfrenta al ganador del extremo oriente, y el que triunfa en ese nivel se mide al homólogo de la región occidental, para dirimir la supremacía nacional. Para los Gallos Rojos de Morón, es muy significativo que en sus cuatro participaciones, nunca caen en primera ronda ante los del centro; en una ocasión son superados por los camagüeyanos, en otra avanzan pero son vencidos por los bayameses; la tercera ocasión mueren en la semifinal ante Guantánamo y en el cuarto intento son superados por un poderoso Pinar del Río, con etiqueta nacional, en la discusión de la Medalla de Oro.

Esto quiere decir que la principal instalación moronense es escenario, por cuatro años, de los más importantes enfrentamientos de este fuerte certamen que pone de manifiesto la calidad y el poder de la pelota municipal, en diversos lugares del país. Entre los enfrentamientos más recordados está la derrota ante Bayamo,-dígase Granma- en el inicio del tope definitorio el 7 de Agosto de 2007, cuando los visitantes se imponen con marcador final de 6 anotaciones por 4, con victoria de Luis Enrique González y revés de Andrés García, con cuadrangular y doblete de Jorge Miranda que define el partido, y al día siguiente se produce un verdadero choque de trenes que se define en la décima entrada cuando el propio Miranda, después de haber empatado el partido por cuadrangular en el sexto capítulo, lo define con hit impulsador en el décimo, y decreta la eliminación de los Gallos de la competencia. En este tremendo encuentro presenciado por más de 7 mil espectadores se lleva la victoria el derecho Yanier González y carga con la derrota el relevista Maikel Aquino,después que Reinier Lorenzo los mantiene a raya durante 9 capitulos.

Los bayameses visitan la Ciudad del Gallo con un piquete en el que alinean Roberlandy Hechevarría, Marcos Fonseca, Ramón Tamayo, Yordanis Samón, Jorge Miranda, Eduardo Pita, Rolando González, Victor Bejerano y los lanzadores Luis Enrique y Yanier González, entre otros atletas de relieve nacional. Ya en esta fecha los Gallos Rojos se modifican en parte y cuentan en sus filas con jóvenes valores como Ricardo Bordón, Raudel Pulido, Sandor Rivalta,. Jenny Reyes, Rusney Castillo, Adán Muñoz, Reinier Lorenzo, Andrés García, Maikel Aquino, Yorelvis Charles y el jovencito Osvaldo Vázquez.

En las cuatro incursiones de los Gallos en el torneo de clubes, vencen en tres a los representantes de Camagüey, pero en dos ocasiones superan al equipo del histórico Guáimaro que, de hecho, se convierte en acérrimo rival. Es el 14 de agosto de 1997, cuando los Gallos, con Evacio Negrin en el box y relevo de mil kilates del experimentado Julio Mantilla, se llevan el triunfo 4 anotaciones por 3, y obtienen el pase a la discusión de la zona oriental, frente a los “indios” de Guantánamo, cuya plantilla municipal en nada discrepa del equipo provincial que en esos tiempos se prepara para la serie nacional. Los Gallos obtienen la victoria en el primer desafío, pero sucumben en el segundo con cerrado marcador de 3 anotaciones por 2, por lo que se hace necesario efectuar un tercer encuentro en los mismos terrenos, el cual cercena las aspiraciones de los visitantes que, después de gozar de cómoda ventaja, víctimas de un lamentable error, permiten un rally que los saca de la competencia.

En páginas anteriores de estos recuerdos que son históricos, se resume la mayor experiencia de los Gallos Rojos de Morón, “a ojos de buen cubero”, sin profundizar en estudios estadísticos, visto desde la altura de la última grada del “Paquito Espinosa”, y puede asegurarse sin pecar que este equipo de pelota que se enmarca entre 1995 y 2007, puede reconocerse como el mejor del país entre los no cabeceras de provincias. A grandes rasgos esta valoración se sustenta en resultados tales como ganar seis títulos provinciales en una década, en una provincia en la que prevalece la calidad de la pelota; participar en cuatro torneos de Clubes Campeones Municipales, no haber sido eliminado nunca en la primera sub serie y avanzar en las cuatro competencias: una vez a cuartos, otra a semifinal y una discusión de la Medalla de Oro. Además, contar con un jugador de serie nacional en cada posición y un cuerpo de lanzadores en el que nueve de ellos, incluso cuatro zurdos, integran los Tigres avileños en esa década de oro.

No es secreto, las grandes dificultades afrontadas por nuestro país ante las criminales medidas que por más de sesenta años nos han obsequiado los vecinos del Norte, que unidas a la falta de materiales e implementos, lo costoso que resulta el béisbol en una Cuba herida por el robo de talentos y las deserciones económicas, conducen a un descenso cualitativo en nuestro deporte nacional, situación crítica que se convierte en muy dura realidad y que marca un descenso manifiesto en la masividad, la práctica sistemática, el mantenimiento de las instalaciones, la decidía acompañante en muchos casos y ,en fin, la pérdida de valores, entusiasmo y atractivo de esta disciplina Patrimonio Cultural de la Nación.

Cuando se escribe esta página Cuba acaba de instalarse en el cuarto lugar del Quinto Clásico Mundial de Béisbol y se ajustan todas las condiciones para iniciar la Serie Nacional 62 de 2023, para la cual, la Comisión Nacional de la disciplina y el organismo deportivo cubano en su totalidad, hacen todas las inversiones posible, adoptan todas las medidas necesarias y afrontan un torneo que debe resistir las agresiones políticas, sociales, humanas y hasta de salud, tan comunes en los últimos años, para que la pelota, como las plantas en nuestro fértil suelo, renazca, fructifique, regrese a los placeres, se practique en la calle, vuelva a las tres esquinas; en conclusión, sea alma, vida, corazón y pasión, de un pueblo que la ama y venera.

(Memorias del Equipo de Historia del Deporte en Morón)

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