Por Arquímedes Romo Pérez

A la hora de investigar, pensar y escribir, el autor se despoja del regionalismo que puede influir en la emisión de una idea, pero en este caso las libretas de notas, los box scores de los programas efectuados en el estadio Paquito Espinosa a lo largo de 60 años y las memorias de un Equipo de Historia fiel al compromiso con el deporte, se conjugan para asegurar que la afición moronense es privilegiada.

Ha sido testigo de grandes momentos de la pelota nacional, tiene protagonismo en innumerables eventos nacionales e internacionales, de todas las categorías y de variadas disciplinas deportivas y socioculturales. Hoy, cuando el beisbol es Patrimonio Cultural de la Nación, más que nunca, el Paquito Espinosa es la principal institución cultural de la Ciudad del Gallo.

Tan temprano como el día inaugural, 9 de Abril de 1958, el Nuevo Estadio es inaugurado con la presencia de dos equipos de peloteros profesionales que integran las tradicionales novenas Almendares y Cienfuegos, presencia no común en el interior del país y marco para que el pueblo cubano conozca de la primera pizarra eléctrica en una instalación de la Isla y del primer estadio del interior con iluminación para el juego nocturno.. Unos días más tarde, exactamente el 14 de Mayo de 1958,es la presentación oficial de un encuentro de la Liga Internacional Triple A, en el que se miden los equipos “Agujas” de Miami y Cubans Sugar Kings, desafío que antecede a la presentación del potente conjunto Búffalo BBC . Más tarde, en 1959, con el inicio del Campeonato Internacional juegan en Morón los equipos Montreal de Canadá y Memphis de la Asociación del Sur de Estados Unidos, frente a los Reyes del Azúcar.

En cuanto al beisbol nacional, el “0límpico” de Morón es escenario de grandes momentos. Quizás el de mayor significación es el memorable encuentro entre las dos más grandes selecciones de peloteros cubanos que se recuerda en nuestra pelota revolucionaria: Olímpicos y Retadores, dos equipos integrados por todo el talento relevante del país de los que sale el conjunto que representa a Cuba en la próxima olimpiada. Celebrado el 28 de Julio de 2005, la victoria corresponde a los Olímpicos 7 carreras por 3, con éxito en lo personal para el zurdo Adiel Palma y derrota de Danny Betancourt.

Para que se convierta en recuerdo imborrable he aquí las alineaciones: RETADORES: Leslie Anderson, Andy Zamora, Eriel Sánchez, Laidel Chapellí, Juan Carlos Linares, Juan Carlos Moreno, Roger Poll, Yorbis Borroto y Rudy Reyes. Lanzadores Danny Betancourt y Yulieski González. Olímpicos: Eduardo Paret, Yoandry Urgellés, Yuliesky Gourriel, Michel Enrriquez, Juan Carlos Pedroso, Frederick Cepeda, Osmany Urrutia y Ariel Pestano; también juegan Yorelvis Charles y Roger Machado. LANZADORES: Adiel Palma y Norberto González.

El “Paquito Espinosa” es sin duda una instalación reconocida y escenario por el que desfila lo mejor de la pelota cubana. Independientemente de erigirse como fundador de nuestros clásicos nacionales y ser sede de los equipos camagüeyanos hasta la construcción del “Cándido González”, la instalación moronense abre sus puertas al mejor espectáculo deportivo del país y, por tanto, la afición también tiene la oportunidad de aplaudir y disfrutar de la Serie Selectiva, de tan feliz recordación, para los amantes de nuestro deporte nacional. El 31 de Mayo de 2005 los Centrales vencen a los Orientales con marcador de 12 anotaciones por 6, mientras que el 28 de julio del mismo año, los Occidentales superan a los Orientales 5 carreras por 2.

Con el mismo inicio del Siglo XXI y las primeras muestras del declive de la pelota cubana, el estadio de la Ciudad del Gallo toma nuevos aires y se convierte en importante protagonista como sede de los Tigres de Ciego de Ávila en la Serie Nacional de 2006 y escenario para otras competiciones ante la ampliación y reparación del “José Ramón Cepero”. .Aquí celebran los Tigres, como recibidores, todos sus partidos, y la afición repleta la gradería en cada presentación. En la temporada se escriben momentos de gran interés y crece la pasión.

Es de destacar también que en este año 2006 el estadio moronense se viste de gala para compartir, con Sanctis Spiitus, la sede del Campeonato Mundial Juvenil. La afición local y de la provincia tiene la oportunidad de conocer y aplaudir a numerosos talentos del beisbol internacional que, más tarde, brillan en numerosos escenarios. Participan de este Campeonato y se presentan ante los aficionados de Morón, los equipos de Canadá, México, España, China Taipei, Estados Unidos, Italia, Sudafrica y Cuba. La afición conoce y aplaude a jóvenes talentosos que muy pronto están en la Gran Carpa del Béisbol, como son los casos de los italianos Alex Liddy, torpedero y el lanzador Mateo DÁngelo, Antony Phillips, primer pelotero sudafricano en Grandes Ligas, los estadounidenses Mike Mustakas, Justin Jackson, Matt Domínguez, Greg Peavey y Mike Phillips, todos consagrados; los canadienses Mark Ellis y Michely Greemans, este último participante del Quinto Clásico Mundial, al igual que el mexicano Carlos Valencia.

De igual manera el estadio de la Ciudad del Gallo sirve de sede al equipo Ciego de Avila, los tigrecitos, que compite en el Campeonato Nacional Juvenil, en cuya grama recibe a las novenes de Villaclara, Cienfuegos y Sanctis Spiritus integrantes del grupo central, al tiempo que se erige en escenario para recibir y homenajear a un equipo de beisbol escolar canadiense que, a través del Instituto de Turismo, visita a Cuba y celebra un partido amistoso con un similar avileño. En esta oportunidad las autoridades municipales, la dirección de deportes y turismo,, rinden homenaje y premian a los pequeños de ambas naciones, que practican la amistad con un bello espectáculo deportivo.

No debe omitirse en este resumen de gratos recuerdos la visita del equipo Metropolitanos de la Liga de Desarrollo de La Habana, que dirigido por el moronense Eulogio (Papocito) Villnova, viene con el propósito de disfrutar dos días de alegría en su ciudad natal y mostrar su obra deportiva, en amistoso tope frente a los Gallos Rojos. Se efectúan dos partidos que ganan los visitantes, pero que dejan huellas imborrables de amistad, tan profundas que cuando se reinaugura la instalación después de un período de total restauración, se hace con el equipo Metropolitanos que participa en la serie nacional, y se registra la mayor concurrencia histórica con más de trece mil aficionados que pagan sus entradas.

Igualmente debe registrarse como un hecho de extraordinaria importancia, la celebración del partido final de la sub serie entre Pinar del Río y Morón, correspondiente al Torneo de Clubes Campeones Municipales de 2007, ganado por los visitantes 3 carreras por 2 ante más de siete mil aficionados que premian a los ganadores y reconocen a los Gallos, por el gran éxito que representa la Medalla de Plata para un equipo municipal en un evento de carácter nacional.

En torno a estos eventos en los que Morón gana respeto y admiración, aparecen momentos que perduran en el tiempo, como por ejemplo el partido final de la serie ante Bayamo celebrado en el “Paquito Espinosa” el 8 de agosto de 2007 que, ganado por los granmenses elimina a los Gallos, cuando están a las puertas de la final nacional.

Un hombre, Jorge Miranda, quinto en la alineación de los bayameses, se encarga de empatar el desafío con un largo cuadrangular en la sexta entrada con un compañero en circulación, y más tarde, en el capitulo once, y ya con dos outs en la pizarra, el mismo Jorge Miranda despacha un doblete con el cual impulsa la tercera anotación de su equipo que media entrada después decreta el triunfo de los visitantes. Cierra así un formidable duelo de lanzadores entre Yanier González ,ganador, y Reinier Lorenzo ,derrotado; ambos lanzadores trabajan el partido completo y mientras que Yanier tolera 8 imparables a Lorenzo le conectan 6.

Entre las hazañas producidas en la instalación moronense ocupa un primer plano un hecho muy poco divulgado, pese a ser reconocido nacionalmente, aunque no homologado como récord. Está en la memoria de la afición local la memorable actuación del lanzador zurdo capitalino Rigoberto Betancourt, quien lanzando por Occidentales frente a Centrales, en la ronda final del Primer Campeonato Nacional de Béisbol (segunda categoría), poncha a 21 bateadores.

Al calor de la actuación se difunde ampliamente por los medios del país, sin embargo, muy poco se habla posteriormente de esta magistral actuación, superada únicamente, algunos años más tarde, por el pinareño Faustino Corrales, que en serie nacional deja a 23 bateadores con la carabina al hombro. Betancourt más tarde brilla en nuestros clásicos nacionales y se le recuerda como uno de los grandes ponchadores de la pelota cubana.

También en lo concerniente a las marcas o records protagonizados sobre la grama del “Paquito Espinosa” está el encuentro de 23 entradas efectuado entre los equipos Camagueyanos y Agricultores, ambos de la provincia agramontina, que inician un partido a las dos de la tarde y lo concluyen a las diez y 30 de la noche, para implantar el primer récord de duración de un encuentro oficial de la serie nacional de nuestra pelota revolucionaria.

(Memorias del Equipo de Historia del Deporte en Morón)

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