Por Arquímedes Romo Pérez

En 1976 llega la nueva División Político-Administrativa del país con la que Morón retorna, no al llamado villorrio antiguo identificado por el historiador Doctor Benito Llánes, sino a la recordada villa enclaustrada en un rincón del centro del caimán.

Lo que para algunos preclaros es la multiplicación, para otros, los más, es la minimización del Término Municipal original; la población más antigua del occidente camagüeyano, la segunda región más extensa del país y la tercera en economía, que, en un solo día se parte en seis porciones y se convierte en, quizás, la más pequeña y más pobre de todas.

El fatalismo geográfico otra vez hace de las suyas en este rincón de la Isla. Vuelve a la incomunicación, retrocede en sus posibilidades; Morón, la más antigua, la más poderosa con seis centrales azucareros, el Ferrocarril del Norte de Cuba y el mayor Lago natural del país con acceso al Atlántico, está alejada del centro de lo que es la nueva provincia, carece de comunicaciones, la ciudad vive alejada de la arteria comunicacional principal de la Isla, limita al norte con los cayos, Guillermo y Coco, no con el destino Jardines del Rey, y Turiguanó es una Isla incomunicada, no una ciudad. Por todas estas razones y algunas más, la nueva provincia es Ciego de Ávila, con diez municipios, seis de los cuales nacen del vientre de Morón, lo que por lógica significa que una buena parte de la vida interna y del sustento económico-laboral de la Ciudad del Gallo, se desplace hacia la capital provincial. En este contexto el deporte no es una excepción y mucho menos el Nuevo Estadio que ya, quinceañero y con una interesante historia vivida, siente la cercanía de una nueva instalación de su tipo en la naciente capital.

Una de las prioridades de la nueva capital provincial es la construcción de un estadio que aún recién nacido tiene el nombre de “José Ramón Cepero”. El cual asume gran parte de las responsabilidades que, hasta esa fecha, corresponden a la instalación moronense. Con el propósito de que el ex “olímpico” sea identificado, la administración municipal adopta el acuerdo de ponerle el nombre de Benito Llánes Recino, en honor a los grandes esfuerzos realizados por el historiador de la ciudad, para que ésta cuente con un estadio digno, sin embargo, éste se opone resueltamente a la decisión administrativa, sugiere y es aceptado, reconocer, en la instalación, los méritos deportivos y patrióticos de Francisco Espinosa Miguel, mártir de la Revolución, atleta integral y figura emblemática de la ciudad, que debe ser reconocida permanentemente por su pueblo.

Paquito, joven humilde, sencillo y trabajador, nace el 11 de Julio de 1924 y desde la adolescencia muestra carácter firme y sereno, además de educado y respetuoso. Profesor de Educación Física en la enseñanza primaria, se incorpora tempranamente a la actividad revolucionaria en la ciudad, formando párte de los grupos organizados por el Directorio Revolucionario “13 de Marzo”; tiene una activa participación y sufre la persecución de los personeros del régimen al punto de ser considerado entre los más arriesgados.

Por su valor demostrado, muy pronto se le admira y respeta en la lucha guerrillera de la ciudad especialmente por su intrepidez, que lo conduce a la realización de numerosas acciones importantes en las que gana relevancia. La intensidad de las autoridades de la dictadura sobre los jóvenes aguerridos, hace que Paquito se vincule al Movimiento 26 de Julio y ante la tenaz persecución de la que es objeto, el peligro que entraña y el interés que se muestra sobre su persona, se toman las medidas de seguridad necesarias y se decide su ingreso en la lucha guerrillera del Escambray.

De esa manera se dispone su viaje hacia el centro de la Isla en el cual es detectado, detenido por los asesinos de la dictadura, y después de terribles torturas que le dejan huellas imborrables, es asesinado alevosamente y lanzado su cadáver a las aguas del río Jatibonico, donde su cuerpo es recuperado el 3 de Septiembre de 1958. Paquito Espinosa, el mártir más recordado entre todos los que ofrendaron sus vidas en la lucha revolucionaria en Morón, en su adolescencia, juventud y en el momento que se incorpora a la lucha revolucionaria, es conocido como un gran deportista, un excelente atleta que brilla en diversas disciplinas.

Es Paquito uno de los jóvenes que se incorpora al boxeo en la gran temporada de los años cuarenta, cuando Morón es la segunda plaza del país, pero al mismo tiempo participa activamente en otras disciplinas deportivas en las cueles brilla, como en el ciclismo y en el baket, pese a que la estatura lo limita. Como atleta integral también juega béisbol con el equipo del Instituto de Segunda Enseñanza y se distingue en la natación, considerándosele entre los escasos nadadores de la ciudad que pueden cubrir la distancia de Morón a Turiguanó a través de las aguas de la Laguna de la Leche.

A partir de entonces el estadio “Paquito Espinosa” pierde la hegemonía y pasa a ser el segundo de la joven provincia. Por lógica ya no es prioridad en el movimiento deportivo aunque, por decisión de la naciente dirección de deportes, se determina que, dada la historicidad de la instalación, en cada serie nacional se le concede una sub serie de tres partidos. Así se cumple un año y el siguiente, pero el deterioro hace su entrada y también deteriora los compromisos y, al año siguiente, solamente se le programa un juego que, más tarde, cambia a igual que los demás municipios de la provincia:” según el estado en el cual se encuentra la instalación para la presentación del espectáculo deportivo” De esa manera el “Paquito Espinosa” languidece inactivo y, en la práctica, olvidado.

Desde la inauguración del “José Ramón Cepero” la pelota nacional y los eventos de relevancia tienen este nuevo escenario, mientras que el “Paquito” abre sus puertas solamente para servicio de los equipos locales de todas las categorías. Así corre el tiempo y la actividad beisbolera declina, crecen las dificultades y aparece la desatención por imperativo de la inactividad manifiesta, cierta falta de preocupación y las razones económicas que el pueblo conoce. Las torres lumínicas de acero, las luminarias metálicas y el sistema eléctrico con una veintena de años, se corroen por la salinidad, fenómeno bien conocido en la ciudad, dada la proximidad con la costa Norte de la Isla.

La corrosión afecta directamente las instalaciones eléctricas del estadio, cuyas luces, por falta de uso y mantenimiento, se deterioran gradualmente. Al asumir la capital provincial el espectáculo deportivo principal, el “Paquito Espinosa” deja de iluminarse de manera definitiva y en tal estado es que recibe al huracán “Katy “que con su furia agresiva hace volar la mayor parte de los paneles lumínicos de las ocho torres y destruye totalmente la pizarra. Vale apuntar que la decidía y la falta de vigilancia en la instalación, permiten que elementos marginales penetren, se apoderen de los más de mil bombillos incandescentes del equipo y destruyan las conexiones eléctricas interiores ,que ponen fin definitivamente a la primera pizarra de béisbol lumínica existente en Cuba.

Aunque el sistema de iluminación y la pizarra eléctrica dejan de funcionar de manera definitiva, en 1984, al asumir Ramón Pérez Morales la dirección de deportes en el municipio, se practica un plan de recuperación del estadio que le devuelve la vida en su totalidad y se pone al nivel del auge y la fortaleza de la pelota local, la cual transita por una época de oro. Con el decidido apoyo de diversos organismo municipales se hace el levantamiento del terreno, se mejoran las condiciones de drenaje, se construye una pizarra manual, se amplían los bancos o dougouts, se construye una nueva cerca portátil que abarca todos los jardines, se pintan y reconstruyen las cercas perimetrales, se amplia y climatiza el Palco de la Prensa, se reparan locales interiores y se pinta toda la gradería.

Se recupera la instalación con el esfuerzo de muchos, al tiempo que mejoran notablemente las estructuras deportivas de la ciudad, con la construcción de un nuevo gimnasio para la práctica del boxeo, con sus facilidades anexas, y crece la idea de muchos años al convertirse en realidad la instalación de una Base de Deportes Náuticos en la Laguna de la Leche, con un buen número de embarcaciones y la convocatoria y realización de dos eventos nacionales, logros del sector que se celebran con la presencia del vice-presidente del INDER y gloria del deporte cubano Alberto Juantorena, quien participa como invitado, en el más masivo maratón popular en la historia de la localidad, y asiste al acto municipal por el aniversario del organismo deportivo, donde son reconocidos organismos, trabajadores, atletas y personalidades del deporte en Morón, por el aporte brindado a estos logros.

(Memorias del Equipo de Historia del Deporte en Morón)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *