Por Arquímedes Romo Përez
La primera década de la segunda mitad del Siglo XX es hiperactiva en el acontecer deportivo y sociocultural de la Ciudad del Gallo. El pequeño “olímpico” no descansa, tiene protagonismo todos los días de la semana y sus ocho torres lumínicas son testigos de innumerables aconteceres.
El béisbol es pasión, fiebre, atracción que se materializa con las acciones revolucionarias desarrolladas con fervor en toda la Región. Las nuevas entidades, los municipales, los centrales azucareros y hasta las comunidades más desarrolladas, buscan una oportunidad que el INDER no les niega, para ser parte del espectáculo deportivo nocturno.
Beisbol, fútbol, baloncesto, atletismo, boxeo, presentaciones artísticas, reuniones masivas, llenan las gradas de la nueva instalación cada día o cada noche; el pueblo invade el estadio como punto de referencia y atractivo principal de la ciudad, mientras que la emisora local, CMJX Radio Morón, abre sus espacios informativos y “Los Deportes al día”, para divulgar todo lo que acontece y llevar a los oyentes transmisiones en vivo de los eventos deportivos programados.
Es así que el reducido equipo del periodista Silvio Rodríguez Acosta, con Rolando Crespo Rodríguez y este escribidor, Arquímedes Romo Pérez, se lanza al ruedo y, voluntariamente, se inserta en la corriente del momento, para describir todo evento que se produce en el Nuevo Estadio.
Cuando nace la pelota revolucionaria en 1962, la nueva instalación de Morón con la primera pizarra eléctrica del país, su placa volada y sus ocho torres de iluminación, puede considerarse como la segunda de la nación; en ese momento no existen los conocidos estadios provinciales actuales.
El de Morón recibe muchos de los buenos eventos deportivos programados a nivel de nación, lo cual exige preparación y capacidad para transmitirlos con los adecuados conocimientos; en aquellos tiempos no existe la cultura deportiva que hoy alimenta a la presente generación de periodistas, comentaristas y narradores cubanos. La osadía, la voluntad, el deber en una hora tan decisiva como la de la victoria revolucionaria del pueblo, el pequeño colectivo de la radio no piensa en salarios, piensa en el deporte y para materializarlo hay muchos voluntariosos.
En este activo y dinámico período de trabajo, alegría y amor al deporte, abre sus puertas el estadio “Cándido González” y Rolando Crespo Rodríguez, se hace cargo de los micrófonos deportivos de Radio Cadena Agramonte, mientras que el anotador de las transmisiones, Nelson Sánchez Darias, es catapultado hacia el estadio provincial como oficial de anotación, por lo que ingresa en la narración local Héctor Altuve y, Nell Sánchez Darias, hermano mayor de Nelson, se encarga de la anotación y hace esporádicos comentarios. Es necesario recordar que con anterioridad, en los dos primeros años de trabajo, integra el grupo fundacional, como anotador de la radio, también de manera voluntaria, el profesor Henrry Clark.
En esos tiempos de entusiasmo y pasión ante el espectáculo que se sistematiza y mantiene en el Nuevo Estadio, hay otros muchos interesados en el micrófono. Por ejemplo, vale recordar que ante los micrófonos de la X hace su debut como narrador el que más tarde es un gran maestro, el bien considerado por muchos como la voz del béisbol cubano, Héctor Rodríguez;también se realiza como un buen narrador el profesor René Pardo Companioni, quien lo hace por varios años en la pelota y el baloncesto, perfiles que también domina a la perfección otro de los apasionados, Oscar Machado quien, además, es un excelente anotador de béisbol y baloncesto.
El Morón de los años sesenta e inicios de los setenta, vive fiebre deportiva de alta temperatura. La radio sigue acompañando todos los eventos, la calidad del béisbol aumenta y se masifica, todos los municipales cuentan con excelentes equipos, algunos como es el caso de Chambas, construye una maquinaria impresionante, tanto que está a punto de ganar una serie provincial y entrar, por directo, en la contienda nacional con el nombre de Camagüey. Morón lo que logra en materia deportiva es de verdadera referencia. Se siembra una semilla que germina poco tiempo después para dar alegrías y apasionar a un pueblo agradecido.
Es tal la actividad deportivo-recreativa que se genera en la localidad, y adquiere tal nivel la difusión que, además de los mencionados, se incluyen otros de la radio como Carlos Mesa, quien más tarde narra béisbol en la Televisión Nacional y Renato Morfi Naranjo, que como especialista en boxeo alcanza hasta el nivel global en la SPM. Más tarde incursionan en la actividad José Luis Zúñiga y el locutor Héctor Francisco Consuegra, al tiempo que María Elena Pico, hace crónica deportiva de excelente nivel; con menor presencia en estas transmisiones se recuerdan Jorge González Companioni, Rolando Leiva y otros enamorados que siguen los partidos desde la cabina de radio, como el jovencito Amado del Pino, más tarde excelente escritor y dramaturgo cubano, quien sueña con un micrófono, al igual que-Jesús Henrriquez, quien más tarde brilla como narrador en Radio Mambí de Santiago de Cuba y el chambero-Dagoberto Miguel Toledo, que con el curso de los años se gradúa de Licenciado en Cultura Física y Deportes, Psicólogo, periodista, narrador comentarista deportivo y Director del programa “Deportivamente” de Radio Rebelde, por más de 10 años.
En los albores de la División Politico-Administrativa del país, ingresa como narrador el joven periodista Nell Sánchez Darias, pelotero y anotador, quien se mantiene como narrador en Morón y la provincia por más de veinte años, hasta el instante de su prematura desaparición física; Igualmente colabora con las transmisiones radiales, por muchos años, el anotador “Chaflán” Hernández.
En la década de los noventa, etapa de oro de los recordados “Gallos Rojos”, seguidos por Radio Morón por toda la Isla durante sus cuatro participaciones en los Torneos de Clubes Campeones, ingresa en el colectivo José Manuel Rodríguez, el que es sustituido por Ihosvany Jiménez Hernández, actual periodista de la TV camagüeyana y el Licenciado Carlos Fadragas, que se convierte en el último alumno de una “escuela de narradores” que después de 33 series provinciales consecutivas , cuatro torneos nacionales de clubes, reiteradas visitas a todos los municipios de la provincia y centenares de actividades y programas especiales, con la satisfacción del deber cumplido, pero con sincero dolor, dice adiós al palco de la prensa del estadio Paquito Espinosa”, a la espera de la recuperación del apasionante deporte Patrimonio Cultural de la Nación.