Por Arquímedes Romo Pérez

Con el mismo inicio de la construcción del estadio, Boby Maduro se inserta en el béisbol de Morón, algo que nunca antes ha ocurrido pese a los muchos años que el magnate ocupa en el deporte nacional, vinculado territorial y económicamente a la vida del municipio.

No hay duda que desde el comienzo del añorado proyecto cifra sus aspiraciones de acercar su negocio, disfrutar de su pasión deportiva y, de paso, brindar su necesaria ayuda al desarrollo deportivo de un importante y rico pedazo de Cuba. Estas también son las aspiraciones de todo un pueblo que, a lo largo del tiempo y desdichadamente olvidado, convierte ilusiones y esperanzas en sueños truncos.

Por un fenómeno que solo el destino puede descifrar la obra física del estadio se materializa el 27 de Noviembre, fecha de dolor para la juventud estudiantil y el pueblo cubanos, y la inauguración del añorado, hermoso y moderno estadio, esperada con ansias por toda la población, dolorosamente coincide, de manera inesperada, con el llamado revolucionario a la Huelga General del pueblo de Cuba ,que siembra el luto con el asesinato y muerte de numerosos jóvenes en distintos lugares de la Isla; también aparece el dolor de la juventud en el momento de materializar contenidos sueños de largos años.

Cuando todo es alegría, música y adornos que llenan de fiesta la apartada Ciudad del Gallo, irrumpe un amanecer trágico que modifica el ánimo del pueblo y cambia el programa previsto para la ocasión, en el cual casi todo es irreversible, desde el arribo de las autoridades invitadas, hasta los equipos que intervienen en el programa inaugural y todo lo previsto en el acondicionamiento y adorno de la instalación… Pese a la situación que afronta el país el 9 de Abril de 1958, la inauguración del Estadio de Morón debe materializarse.

Ese aciago día en el que los trabajadores, en su mayoría, arden por no asistir a sus ocupaciones laborales, muchos se refugian en el estadio donde desde muy temprano, la brigada de mantenimiento optimiza el terreno, da los toques finales a la instalación, marca y revela las líneas, se colocan las butacas de los palcos y se alista el apartado de la prensa para la cobertura de tan importante ocasión. El equipo de “Los Deportes al día”, espera con ansias este momento para estrenar el bello palco, tras la autorización de la entidad operadora, cuyo compromiso existe con los medios nacionales; Radio Morón es reconocida por el serio y sostenido trabajo a favor del béisbol y el seguimiento a la instalación que se inaugura; aunque la situación imperante este día puede malograr las esperanzas.

Muy temprano en la mañana, tras las primeras informaciones divulgada por los medios nacionales en relación con los sucesos políticos, la dirección de la emisora comunica a los trabajadores que no se presenten al trabajo y solo sale al aire música grabada sin presentaciones, decisión que rápidamente es conocida por las autoridades que se presentan y exigen la puesta en el aire de la programación, que se logra de una manera informal, lo que determina más tarde que se incumpla el compromiso de descripción y narración del acto inaugural y el primer partido programado.

Para ocupar un asiento entre los invitados a la inauguración están el Doctor Pablo Castellanos, director de Radio Morón y el periodista Silvio Rodríguez Acosta, quienes a causa de la situación imperante en la emisora declinan y no asisten a la ceremonia, la cual no es cubierta por la prensa local.

Como se trata de una actividad de trascendencia nacional, el personal que interviene en todo el programa inaugural procede de la capital. Mientras se desempeña como maestro de la ceremonia un conocido locutor del Estadio del Cerro, son protagonistas los árbitros de la Liga Invernal Cubana como oficiales actuantes en el partido. Del personal que ya cuenta la instalación trabaja solamente Emilio Angulo, operador de la Pizarra Eléctrica, quien lo hace asesorado por un técnico.

Entre las personalidades invitadas está un representante de la Dirección Nacional General de Deportes, dos funcionarios de la Liga Internacional Triple A , además de otras personalidades del deporte, la política y Roberto Maduro Lima (Boby), quien se encarga de cortar la cinta que franquea la entrada a la nueva instalación. Dados los valores patrimoniales e históricos de la misma, resulta dolorosa la ausencia de un periodista del sector deportivo para recoger y plasmar las vivencias del momento y la importancia y dimensión del acontecimiento deportivo, enaltecidos por la presencia de quienes honran con sus nombres la principal institución cultural de la ciudad de Morón.

Los tristes acontecimientos políticos del 9 de Abril de 1958 hacen que el pueblo contenga sus ansias y no asista a la esperada inauguración, anunciada durante varios días por todos los medios al alcance de la ciudad; a la hora de disfrutar del añorado espectáculo de poner en sus funciones las siete torres lumínicas y la impresionante pizarra eléctrica, solo autoridades del régimen y muy escasas personas están en la bella gradería, mientras que soldados y policías cuidan celosamente de la entrada, cercas perimetrales, torres lumínicas y los alrededores del estadio.

Al filo de las 8:00 PM se inicia el primer juego de Béisbol en el nuevo Estadio de Morón, al medirse, en partido amistoso, dos equipos de peloteros profesionales de la Liga Invernal Cubana con los nombres de Cienfuegos y Almendares, dirigidos respectivamente, por los mentores Tony Castaño y Natilla Jiménez. El lanzador que obtiene la primera victoria en esta instalación es Vicente Amor y carga con la derrota Raúl Sánchez. El primer cuadrangular que se conecta lo firma Luis Zayas de los azules y también se va de cuadrangular Leonardo Cárdenas, torpedero de los verdes.

Tal y como está previsto se inaugura el Estadio de Morón, se abren las puertas de una instalación emblemática, cómoda, moderna, de excelencia; un proyecto arquitectónico único y se salda una gran deuda con la historia del deporte. Exactamente cincuenta años después de aquel 2 de Febrero de 1905, el Béisbol gana el combate de la preferencia y da su paso definitivo hacia la categoría de pasión, gracias al empeño de un pueblo, la decisión de un hombre empeñado en satisfacer las necesidades de su ciudad, la comprensión oportuna de quienes en un momento coyuntural de la historia toman la decisión de perpetuarse y, sobre todo, la firme decisión de un apasionado del béisbol, que sin pensar en riesgos económicos se lanza a la conquista de un sitial digno y merecido, para acabar con ”los sueños truncos de un pueblo ilusionado”

(Memorias del Equipo de Historia del Deporte de Morón)

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