Pelota, centrales y ferrocarril…

Por Arquímedes Romo Pérez

Nuestro Deporte nacional llega a la ciudad del Gallo en los finales de la primera década del Siglo XX, lentamente vence la preferencia de la juventud por el fútbol, deporte arraigado en gran parte de los primitivos habitantes españoles de la villa.

Avanza con fuerza en los últimos años de la década del veinte y crea las primeras raíces profundas con la poderosa inyección de jugadores extranjeros que transitoriamente se desplazan por la localidad, hasta que inoculan el virus de las bolas y los strikes en los poblados y bateyes que van creciendo al influjo de la instalación de las nuevas fábricas de azúcar y del Ferrocarril del Norte de Cuba..

Desde el mismo inicio de la tercera década, la pelota se fortalece y se convierte en principal motivo de distracción y disfrute de la población, y al mismo tiempo que se hace fuerte en la ciudad, crece en los distintos barrios alrededor de los centrales azucareros y se expande por poblados y comunidades campesinas, donde no tarda en organizarse y convertirse en espectáculo. Exactamente un sábado del mes de Julio del año 1936, sale al aire “Morón Sport”, programa radial de la emisora CMJP “La Voz de Morón”, donde el joven estudiante Arístipo Naranjo Romo, se convierte en el primer comentarista deportivo de la ciudad y se hace eco del auge que toma el béisbol en el territorio. En estos años se conforman fuertes novenas en los distintos ingenios. Morón es el único término municipal del país que tiene la gran riqueza de contar con seis fábricas de azúcar en su entorno, cuyas compañías crean sus escuadras, compiten y ponen en las mismas el orgullo del poderío capitalista. La pelota se convierte en un interés económico más de estas poderosas entidades que no se detienen en buscar talentos para fortalecer sus equipos.

Estas competiciones amistosas hacen que las administraciones inviertan en la contratación de peloteros profesionales, por lo cual los fanáticos tuvieron la oportunidad de aplaudir a varias figuras emblemáticas que vistieron uniformes de los centrales de La Trocha, como fueron los casos del lanzador zurdo Agapito Mayor, del inicialista Regino Otero, del “Jibarito” Gilberto Torres, Cocaína García, los hermanos Fleitas, Roberto Ortiz, Avelino Cañizares , Limonar Martínez y otros, cuyas actuaciones estimularon considerablemente el interés por el béisbol, que muy pronto pasa a planos superiores en toda la provincia camagüeyana.

Mientras que los equipos representativos de las poderosas empresas azucareras se fortalecen captando y contratando jugadores para sus encuentros fraternales, crece el interés´ por la pelota en toda la provincia. Ya al final de la tercera e inicios de la cuarta décadas, el deporte nacional tiene en esta parte del país tremenda popularidad y llama la atención que en los encuentros dominicales que amistosamente celebran las novenas de los distintos centrales azucareros, estas van acompañadas por grandes multitudes de fanáticos que son trasladados por ferrocarril y que brindan apoyo notable a los enfrentamientos que, paulatinamente, van subiendo de tono, hasta el punto de representar la fuerza y el poderío de estas grandes compañías extra-nacionales, que trasladan a la Isla las costumbres recreativas estadounidenses.

Estos topes, estos enfrentamientos en los que se arriesga el dinero y se calibra la potencialidad económico-organizativa de las poderosas entidades, se convierten en caldo de cultivo para iniciar los años cuarenta con un propósito de gran interés general para la ya gran afición camagüeyana. Otras potentes entidades como las Minas de Cromo, los mineros orientales y equipos conformados en ciudades importantes, sean convocados, organizados e incluidos en una gran idea: La Liga Interprovincial de Amateurs de Cuba, en la que pueden competir equipos de provincias vecinas y que discrepa de la histórica Unión Nacional de Amateurs de La Habana, al no ser elitista ni discriminatoria por el color de la piel.
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En el Término Municipal de Morón con sus cuatro mil cuatrocientos kilómetros cuadrados se juega pelota; se organizan novenas en los centrales azucareros, en los poblados, en las comunidades campesinas, y surgen talentos naturales, jugadores que muy pronto adquieren popularidad y van a los mejores conjuntos de la comarca. Es así como se fortalecen los equipos que cuentan con empeños mayores, esos que ante el nuevo proyecto organizativo, dan la aprobación y se van a engrosar las filas de la novedosa Liga. Mientras que en el territorio moronense se incluyen los equipos de Cunagua, Violeta y Morón, se destacan e impresionan equipos como el Jatibonico de Genaro Melero y El Galgo Novo; el Deportivo Avileño de José Jorge, Alberto Bravo y Agapito Mayor; el Cromo de Lengüita Fernández, Lino Donoso y Amado Ibañez o la Cuban Minning de Aristónico Correoso y Teodoro Oxamendia.Poderosas novenas plagadas de figuras que tienen como único futuro ingresar un día en uno de los cuatro equipos de la Liga Invernal Cubana-

La tercera década de la pelota en Morón concluye con la práctica intensa, crecimiento de la masividad y organización de algunos pequeños eventos en los cuales están presente equipos organizados en centros laborales y barrios de la ciudad ,que de manera entusiasta ocupan los fines de semanas y desarrollan una disciplina deportiva que muy pronto gozará de la preferencia de todos. Estamos en la cuarta década de la pelota local y se abre un amplio panorama competitivo encabezado, especialmente, por la ya anunciada Liga Interprovincial de Amateurs de Cuba. en la que Morón debe estar presente por derecho propio.

(Memorias del Equipo de Historia del Deporte en Morón.)

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