LA PELOTA LLEGA …..

Por Arquímedes Romo Pérez

Pese a los años transcurridos y a su práctica generalizada en todo el mundo, existen dudas aún en torno al nacimiento del Béisbol. Su verdadero origen no se ha determinado, pero la mayoría de sus amantes en todo el orbe considera que está basado en el famoso deporte inglés conocido como cricket, al tiempo que otros opinan que se basa en otro juego llamado rounders, también de los británicos.

Lo cierto es que Abner Doubleday vio a unos muchachos que jugaban con una pelota y una base, y valiéndose de un madero, bateaban y corrían las bases hasta que eran puestos out, lo que en Cuba los muchachos juegan con el nombre de “pitén”; y los mismos podían estar bateando y corriendo mientras la bola no fuera atrapada de aire o tocado con ella; por eso esta historia cronológica comienza con la versión aceptada universalmente.

En el año 1839, el general Doubleday viendo a unos muchachos jugar con una pelota en Cooperstown, originó en una forma tosca, lo que ahora se conoce como el deporte más popular del mundo. Doubleday lo llamó “El gato viejo” y se jugaba con una sola base. Después ese mismo año agregó otra base y le cambió el nombre a “Dos Gatos Viejos”, y finalmente agrego ´una tercera base y en lugar de llamarle “Tres Gatos Viejos”, le dio el nombre actual de Baseball. En el juego de Doubleday, las bases se colocaban a distintas distancias, por lo que pidió a su compañero de team, el ingeniero Alexander Cartwright, que trazara el terreno y éste le ofreció un diseño con las bases a 90 pies de distancia, que es la medida actual.

En 1845, seis años más tarde, se redactaron las primeras reglas y el 23 de septiembre se organizó el primer team de pelota, cabiéndole el honor a los Kinckerbockers de New York. Las primeras reglas exigían que la pelota pesara 3 onzas y la distancia del box al home plate fuera de 45 pies. El home consistía en una pieza plana de hierro de un pie cuadrado y un juego era ganado cuando cualquiera de los dos equipos anotara 21 carreras.

Con estas primicias nace y se desarrolla impetuosamente nuestro deporte nacional, el cual penetra en la Isla en una fecha indeterminada del año 1858 mediante los hermanos Villoch, los precursores, quienes logran generalizarlo en el último tercio del siglo 19. Rápidamente el béisbol prende en el interés de la juventud capitalina que lo lleva a las instituciones sociales, desde las cuales se va a los placeres, donde se integran las primeras novenas.

El primer juego se celebra en el año 1874 entre los equipos de La Habana y Matanzas en los terrenos del Palmar de Junco, en Matanzas, y tres años más tarde comienza el primer campeonato organizado en Cuba. La pelota se intensifica, se populariza y masifica antes de la llegada del Siglo XX, e incluso produce figuras que adornan los fuertes equipos de las Grandes Ligas de Estados Unidos que, desde aquella temprana época, se erigen en catedral de las bolas y los strikes. Manuel Beyán es el primer pelotero cubano que viste el uniforme de un equipo de liga mayor.

A la incomunicada villa de Morón la pelota no hace su entrada hasta bien llegado el Siglo XX, cuando el 2 de Febrero de 1905, un grupo de jóvenes adolescentes se reúne en un solar yermo del viejo barrio de Colón, muy próximo al centro de la villa, y con implementos rústicos lanzan pelotas, usan bates improvisados, se auxilian de mascotas de lona y con pantalones de bombachos ofrecen la primera exhibición de Baseball, no sin recibir el mal juicio de algunos puritanos, que catalogan la actividad deportiva como “indecente”, porque los jugadores muestran parte de sus piernas.

Los datos muy aislados publicados por periódicos locales ya inexistentes, no localizados por el Equipo de Historia del Deporte, precisan que la llegada de la pelota a Morón ese 2 de febrero, forma parte, se supone, de los tradicionales festejos por el Día de la Candelaria, Patrona de la localidad, y que es introducido por un señor de apellido Expósito. El lugar donde se da a conocer por primera vez se convierte, desde entonces, en referencia beisbolera; nace en el popular Barrio de Colón, escenario durante muchos años, de los más importantes desafíos vistos en la villa. Este terreno, situado en el extremo Este de la calle Maceo, está ocupado actualmente por el Reparto Van Van, el primero construido por la Revolución en la Ciudad del Gallo.

La pelota en Morón, como en toda la Isla, rápidamente gana en la preferencia de la juventud, y aquí, como allá, comienza a practicarse intensamente. En sus primeros tiempos los partidos no son otra cosa que los conocidos “pitenes” en los cuales dos equipos formados para la ocasión, efectúan el encuentro para el disfrute y esparcimiento de los participantes, sin embargo ya en los primeros años de la década iniciada en el 1910, se constituye la primera novena en la cual aparecen jugadores que se especializan en el desempeño de las distintas posiciones. Según lo publicado en el periódico “Renovación” en febrero de 1953, el primer lanzador, conocido como tal, el primero que lanza el “tirabuzón” en Morón, es F. Comezañas, mientras que el gigante Aján es el primer emperador de los jonrrones.

A finales de esta década y con los inicios de los años veinte, la pelota en Morón gana en organización, popularidad y calidad, al extremo de ser considerada como la de mayor calidad en la antigua provincia de Camagüey, dada la masividad lograda y la presencia de numerosos jugadores foráneos que la fortalecen. Estos regularmente son obreros y técnicos estadounidenses que se radican en la villa, cuando laboran en la construcción de distintos centrales azucareros y especialmente en la creación y puesta en funcionamiento del Ferrocarril del Norte de Cuba.

Para la distracción y ejercitación física de esta fuerza de trabajo, se acondiciona un terreno situado en la salida hacia Patria, conocido como “La Cuban Cane”, exactamente en el lugar donde actualmente se encuentra el reparto La Victoria. Allí se celebran buenos desafíos entre novenas que ya representan a distintas fábricas azucareras que entran en actividad en el territorio. Es precisamente en estas novenas y con la juventud local que se une a los extranjeros, que surgen figuras importantes en la localidad, y tal es el caso de Bernardo Cuervo Santiuste, quien viste el uniforme del equipo Cuba en la Segunda Serie Mundial de pelota amateur, primera celebrada en el país.

(Memorias del Equipo de Historia del Deporte)

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