Por Arquimedes E. Romo Pérez

“El problema es que cuando aparece un talento se lo llevan”…. Es muy cierta la opinión de un importante técnico de béisbol de Morón, al emitir su criterio en torno a la pobre demostración del equipo local en la serie provincial del 2022. Pero soy de los que opinan que el desmantelamiento de los terrenos para la práctica del deporte nacional en el territorio influye en los resultados a corto, mediano y largo plazo.
Demás está decir que nuestro béisbol está perseguido, afectado y controlado directamente por los buscadores de talentos que siguen el principio de la calidad, manifestada históricamente por los valores del deporte cubano. Todos los atletas que salen de la isla o que visten el uniforme de las cuatro letras en cualquier categoría, son seguidos, asediados, controlados por los enemigos de la patria; sin embargo, este país y este deporte son tan fértiles en la producción de talentos que la cantera jamás se agota.

 Es muy cierto que estamos viviendo ahora una nueva era post Covid ,con una normalidad distinta, alejada del pasado, que arrastra la inactividad de tres años de penurias, pero la realidad de nuestro béisbol en el presente, pienso que no está en una necesaria élite, sino en una imprescindible base. Mientras que muchos se ahogan en criticar al organismo deportivo, otros ponderan las virtudes del Fútbol como vencedor de la pelota, criterio que no resulta falso, si analizamos que en estos momentos de crisis económica, cuando resulta muy difícil para el organismo deportivo satisfacer las necesidades del béisbol, “el más universal” resuelve su problema tan solo con un balón en cualquier calle o en cualquier esquina.

No obstante pienso que, al menos en Morón, municipio de amplia y provechosa historia en la pelota revolucionaria, el padecimiento que en el presente sufre, no es otro que el abandono y la decidía, del propio organismo deportivo, que a lo largo de muchos años no ha sabido defender las raíces del deporte nacional en la ciudad, y ha perdido la fuente de la cual se nutrió, de la que nacieron los más de cincuenta jugadores que, a través del tiempo, visten el uniforme de los Tigres en nuestros clásicos nacionales.

Pienso y más que pensar aseguro, que el descenso de nuestra pelota está en el abandono del que ha sido víctima. Desde hace varios años no se juega pelota en los placeres, dejó de ser masivo el deporte nacional, nadie se preocupó por preservar los pequeños terrenos en los que cada tarde se reunían decenas de personas de todas las edades a realizar sus pitenes y a practicar pelota, mientras que en todas las esquinas se podían ver chicos con palos de escoba y pelotas de trapo, emulando con los clásicos Gallos de la ciudad.

De esta triste manera vimos como el terreno de Pastor pasó a otros fines; el concurrido way del ferrocarril se hizo Industria Deportiva; el clásico Barrio Colón, donde nació la pelota en Morón, terminó en Reparto Van Van; el cuadro de Margarita González se hizo Escuela Secundaria y el histórico terreno del Cuartel es un bello Circulo Infantil. Solo el clásico terreno de los Piratas, aledaño al Pre Universitario está a la disposición de los escolares, porque lleva el nombre de “Cubiles Almanza” y un profesor convenció a los padres para practicar a sus hijos.

Pensamos y más, aseguramos, que los dolores que sufre el béisbol en Morón, pueden ser los mismos de otros municipios de nuestra provincia y de nuestro país. Si, es cierto, no lo dudamos, nos hace falta subir el techo de nuestra pelota, pero pensemos y aceptemos que nunca podrá construirse un techo sin que antes exista una base que lo sustente. Para detectar talentos, crecer y lograr la necesaria calidad de nuestro deporte nacional, hay solo una premisa: jugar, jugar y jugar pelota!

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