Por Leonel Iparraguirre González
Ania Franco Martínez, jubilada del sector de la Educación en el municipio avileño de Morón, desde hace más de 10 años, siente el privilegio de haber formado parte de aquellos jóvenes que a principios de la Revolución, dieron sus primeros pasos en su formación como maestro, como estudiantes en Minas de Frío.
“Éramos muy jóvenes, y recuerdo que corría el año 1965 cuando escalamos el Pico Turquino, porque nuestra formación fue una verdadera prueba de fuego”.
Ania, con su intacta memoria, nos traslada imaginariamente hasta el Instituto Makarenko donde se graduó en 1969.
Fue entonces que comenzó su vida laboral, como maestra en la escuela primaria José Martí, luego en la José de la Luz y Caballero, de Morón, donde incluso llegó a ocupar el cargo, primero de subdirectora y finalmente el de directora.
Con su facilidad de comunicación, Ania Franco relata que a su criterio un momento sustantivo en su vida profesional, fue al ser seleccionada a un curso en la Escuela Nacional de Cuadros. A su regreso cumplió la importante tarea de capacitar y preparar a la mayoría de los cuadros en las zonas Norte y Sur de la provincia Avileña.
Su basta experiencia en este frente hizo posible su posterior ubicación como profesora del pre-pedagógico, donde también fue Jefa de Departamento de Formación Pedagógica en esa institución.
Su historial como educadora es muy amplio y lleno de relevancia, como tener una rica participación en eventos científicos, talleres regionales, integrante de jurados en varias provincias del país.
Con mucha modestia, Ania Franco nos muestra algunos de sus reconocimientos: Distinción Por la Educación Cubana, Medallas Rafael María de Mendive y la José Tey.
En esta Jornada del Educador, el reconocimiento especial y la estimación para Ania Franco Martínez, quien desde su residencia en la calle Castillo, está al tanto del desempeño de la Educación en el territorio.