Por Leonel Iparraguirre González
Cierto que el tiempo pasa inadvertidamente, y reconozco que a primera vista no identifiqué a una mujer que además de ser bien conocida en todo Morón, fue mi vecina durante varios años. No es otra que la doctora Digna Rosa Vázquez Ponce, pero, dicho así, quizás muchas personas no se percaten que nos referimos a la doctora Rosita, la Ginecóloga.
Con ese carácter serio, pero a la vez afable, nos atendió en la sala de su apartamento en el reparto Carrazana, y no fueron necesarias muchas preguntas para que fluyeran muchos elementos de su vida, que nunca imaginamos.
Esa doctora de relevante trayectoria profesional en la medicina desde el año 1976 cuando se graduó como especialista en Obstetricia y Ginecología, fue, antes de ese sueño, Instructora de Arte.
Cuenta que integró un curso de dirección de escuelas rurales, donde aprovechó y se incorporó a uno de los primeros grupo de Formación de Instructores de Arte que se organizó en La Habana, allá por el año 1963.
Al egresar de ese centro comenzó a trabajar como Instructora de Arte en Esmeralda.
Al concluir el Servicio Social en Esmeralda, logró terminar la enseñanza preuniversitaria y con la vocación que sentía y la insistencia de su mamá, parte para Santiago de Cuba a estudiar la carrera de medicina.
Y así, con una mezcla de Instructora de Arte, los conocimientos de directora de escuelas rurales y las inspiraciones por la medicina, logró graduarse y ya cuando Rosita cumplía 29 años de edad, obtuvo el título de Especialista.
Rosita, la ginecóloga labora primeramente en Florencia, y en 1978 fue trasladada para el antiguo hospital de Morón, aunque después rotó por los policlínicos Norte y Sur de la ciudad, incluso en este último llegó a ser directora.
Rosita es muy conocida en este territorio, y refiere que desde 1990 se encuentra jubilada. Fue Vanguardia Provincial y Nacional en varias ocasiones.
En 1996 se reincorpora nuevamente al sector de la Salud, pero como administradora del Policlínico Sur. Claro, poco tiempo, pues dice que alguien se percató del gran error cometido, y fue reubicada para consultas de ginecología .
Rosita reconoce que sufrió un impacto grande en su salud al ser contagiada con la Covid-19, perdió peso, pero dice que se ha recuperado.
Rosita, se siente feliz en Morón, junto a su querida familia, y lamenta no ser más joven para permanecer más tiempo en el sector de la salud, ” pero no puede ser”, nos dice.
Finalmente repite que su mayor satisfacción es llegar a Morón y ver el Gallo.” Este es mi pueblo”.