Por Iván Paz Nogueira

Uno de los constructores del pedraplén Turiguanó-Cayo Coco, Nazario Placencia Gutiérrez, rememora la heroicidad del contingente El Vaquerito, que trabajó sin descanso para cumplir la encomienda del Comandante en Jefe, quien indicó Aquí hay que echar piedras sin mirar para alante.

Fue una proeza la de unir los cayos avileños con tierra firme, destaca el fundador del Partido Comunista de Cuba, quien resalta la constante preocupación de Fidel y el ejemplo personal del Héroe de la República Cuba Evelio Capote Castillo.

Refiere Nazario Placencia que laboró en las canteras donde se extraían las piedras, casi sin recursos ni asesoramiento técnico, no obstante se cumplió la tarea de terminar el pedraplén Turiguanó Cayo Coco, obra maestra sin precedente que abrió las puertas al turismo internacional.

El constructor de Ciego de Ávila, Nazario Placencia Gutiérrez, llegó al contingente El Vaquerito con la experiencia de asumir antes la función de artillero y jefe de cantera, labores que asumió con dedicación.

Nos cuenta este hombre, conocedor de los desmanes del capitalismo, que cortó caña de forma manual durante 35 zafras y luego se dedicó a la esfera de la construcción, donde llegó a ser vanguardia nacional.

Natural de Falla, en el municipio Chambas, Nazario Placencia Gutiérrez, inculcó a sus hijos el amor por la Revolución y hoy, a los 92 años, confiesa que sigue convencido de que el trabajo con eficiencia impulsará la economía del país.

Sus años como integrante del contingente El Vaquerito, dedicado a la construcción del pedraplén Turiguanó Cayo Coco forjaron su espíritu de trabajo y, según refiere, la majestuosa obra ingeniera demostró que nada es imposible cuando se unen voluntad y perseverancia.