Por Leonel Iparraguirre González

A la hora de hacer referencia a la historia del periodismo en Morón, hay que mencionar, sin duda alguna, a Gerónimo Álvarez Batista. Desde mediados de la década de los años 60 se desempeñó como corresponsal del periódico Adelante de Camagüey desde el actual territorio avileño, aunque mantenía sistemáticas colaboraciones con otros órganos nacionales, mostrando una intachable versatilidad en esta profesión.

Su presencia era puntual donde se encontraban los acontecimientos más sobresalientes del territorio, siempre en la búsqueda de los elementos más novedosos y de mayor trascendencia, captando con su achacosa cámara fotográfica las más fantásticas imágenes de la obra revolucionaria y sus protagonistas.

Con el propósito de elevar su nivel técnico profesional, en 1968 ingresa en la Escuela de Corresponsales Angel Boan Acosta de Camagüey, pero su experiencia práctica lo convirtieron enseguida de alumno en profesor, ya que se le asignaron turnos de clases para que explicara sus vivencias personales, lo que combinaba con anécdotas y puntuales ejemplos.

Por entonces había conocido al Comandante Ernesto Ché Guevara, a quien en una ocasión intenta entrevistarlo mientras se encontraba en una jornada voluntaria de corte de caña: hasta él se dirigió con su vieja camarita fotográfica, pero el Ché le respondió que allí se iba a cortar caña, no a tirar fotos. “Si te pones a cortar caña al par mio, después te daré la entrevista…”. Y así lo hizo. Al poco rato cumplía su anhelado objetivo de entrevistar al Guerrillero Heroico.

Durante mucho tiempo estuvo al lado del Ché, y en su archivo personal contaba con fotos exclusivas de sus encuentros personales, una de ellas muestra al Comandante sobre su motoneta en una gestión de trabajo.

Gerónimo laboró durante varios años en el oriente del país, cumpliendo órdenes del Comandante Juan Almeida, simultaneando el periodismo con otras tareas revolucionarias. Luego decide trasladarse para la capital cubana, donde se desempeñó como cuadro sindical, con resultados sobresalientes.

Recibió numerosas condecoraciones y reconocimientos, como la distinción Féliz Elmuza que otorga la Unión de Periodistas de Cuba, así como el sello Raúl Gómez García, que concede el sindicato Nacional de trabajadores de la Cultura.

En los archivos del periódico Adelante y en otras muchas publicaciones del país, están sus fotos, sus informaciones y reportajes sobre su quehacer como activo corresponsal de la prensa cubana.

El 20 de agosto de 2015 conmovió la noticia de su fallecimiento en la capital del país y sus cenizas fueron depositadas en el Panteón del Sindicato de la Cultura en el cementerio de Colón.