Por Arquímedes E. Romo Pérez

Quizás el valor de su clandestinidad mostrado en los antecedentes históricos, hace que la décima se extienda por los más de 4 400 kilómetros del antiguo Término Municipal de Morón, donde viaja por el camino real.

La décima recorre guardarrayas acompañando al carretero, inspira la voz del guajiro enamorado, del humorista o del sagaz pensador comprometido con su tiempo, unas veces vestida de gala y otras de dolor.

Este es el caldo de cultivo en el cual este territorio grande y poderoso hace crecer la décima, que en medio de una sociedad de miseria atrae a visitantes que siembran sus ideas e imágenes, para que en todos los barrios y comunidades surja espontáneamente un generalizado movimiento de repentistas que, en algunos lugares, logra trascender hasta ocupar un lugar en la cultura popular.

Según resultados de un trabajo investigativo realizado entre los años 1963 y 64 del pasado siglo, se constata la existencia de estos focos culturales de gran significación en la finca “Veracruz”, actual municipio de Primero de Enero, donde son tradicionales y permanentes las prolongadas parrandas campesinas organizadas por la familia Leiva, la cual cuenta, incluso, con un grupo típico musical. A estos guateques que se prolongan por días en fechas significativas del año, asisten repentistas de Morón, Ciego de Ávila y Sanctis Spiritus y en muchas ocasiones participan también intérpretes de música popular. Uno de los permanentes es el sonero Pío Leiva.

En “La Serrana”, barrio “Coronel Hernández”, el señor Leocadio Ruíz crea una especie de complejo recreativo que funciona sábados y domingos de cada semana, el cual cuenta con una valla para peleas de gallos, terreno de béisbol, pista para carreras de argollas, salón para bailar en el que semanalmente se celebran guateques campesinos en los que se presentan poetas de Morón, visitantes de otros lugares y grupos musicales, aparte de repentistas e intérpretes locales de reconocida calidad como los hermanos Venancio y Martín (El Moro) Rodríguez, Pepe y Rosita Castillo, los también hermanos José, Ramón y Omelio Castillo, Osvaldito Rojas, Esperanza Machado, Gudelia Jiménez y otros cantadores reconocidos.

Otro foco poético campesino importante se localiza en Ranchuelo ,con habituales canturías que tienen como centro la residencia de Miguel Morales. A estas fiestas concurren repentistas de distintos lugares del país. Hay en el lugar una significativa tradición que parte y se sustenta en una figura de relieve nacional en la radio de la época: Zoilita Gómez. Estas fiestas de Ranchuelo se extienden por varios días y tienen como característica propia que se trasladan de una casa a otra al tiempo que se suman nuevos participantes y se organizan nuevos jolgorios.

Otro lugar sumamente importante para la décima, dentro del Término Municipal, es el poblado de Tamarindo, actual Consejo Popular de Florencia, donde alrededor del grupo musical tradicional integrado por varios miembros de la familia Oria, se reúnen numerosos y valiosos creadores ,algunos de ellos de gran valía, que trascienden y llegan hasta nuestros días como son los casos de Juan Concepción Soler, Vicente Rodríguez, el jovencito de “Los Barriles” Lucas Buchillòn, quien posteriormente alcanza celebridad desde su lecho de invalidez total, el genial Pablo Díaz, primer cooperativista campesino miembro de la UNEAC en el país y el profundo Volpino Rodríguez, autor de una magnifica producción en la que vincula artística y armoniosamente lo criollo de nuestra decima con las tradiciones y expresiones canarias. Según se conoce este grupo de creadores poéticos campesinos integra el primer Taller de Repentistas creado en Cuba por el Consejo Nacional de Cultura.

Es de mencionar también la presencia, en los alrededores de Tamarindo, de otros poetas campesinos de reconocida calidad, como son los casos de Olga Migdalia Rodríguez Gómez, quien en la intrincada zona de “El Laurel” publica, con solo quince años de edad, su libro “Sueños Truncos” y actualmente brilla en el cultivo de la poesía popular en el municipio de Ciro Redondo, así como el laureado Roberto Moreno del Pozo, radicado en Camagüey donde cuenta con una amplia y valiosa obra, y el repentista Benjamín Álvarez, residente en la zona de “Sitio Molina”, quien actualmente ofrece su obra a través de la emisora CMIX Radio Morón, en el programa “Meridiano Campesino”.

Independientemente de los mencionados, la ciudad de Morón, cabecera del término municipal, también es tempranamente asaltada por la décima. Pese a que en las investigaciones realizadas no se ha comprobado científicamente, los viejos seguidores del punto cubano en la localidad aseguran que en los primeros años del Siglo XX, la localidad es visitada por los míticos repentistas Limendux y Santana, juglares de la décima improvisada, considerados como los padres de la controversia en Cuba, cuyas cuartetas patrióticas, humorísticas y románticas llegan hasta nuestros días, vencen el tiempo y ganan generaciones.

Ya después de la instauración de la ciudad se hacen tradicionales y famosas las canturías de Loma Ciega, Cocalito, Tumbacuatro, La chancleta y el barrio Colón, donde alcanzan fama los jolgorios que se organizan por las familias Buchillòn-Vega, Yuci-Echemendìa y los Companioni, respectivamente. En este último lugar en los años 30 y 40, cuando los altoparlantes son desconocidos, la familia Companioni construye una alta tribuna en la esquina de las calleas Bonachea y Cisneros, desde la cual hacen sus presentaciones los repentistas que habitualmente son invitados a las reuniones festivas

Entre los grandes de la época que son aplaudíos por el público que se reúne debajo de la elevada tribuna, se cuentan figuras emblemáticas del género como Chanito Isidròn, María la Matancera, Zoilita Gómez, Luis Gómez, Miguel Alfonso Pozo (Clevelito),Bienvenido Badillo, Pedro Guerra y otros grandes del pasado siglo que, cargado de privaciones, recorren la Isla en busca de unos centavos para malvivir en el cultivo de un arte que, felizmente, se reconoce como patrimonio de nuestro pueblo.

Es válido señalar que la tribuna de los Companioni, desaparece bien avanzado el Siglo XX tras irrumpir en la ciudad los primeros equipos de amplificación y según testimonios diversos, incluso de los propios artistas, en esta histórica tribuna popular hacen su debut ante el público y reciben los primeros aplausos poetas locales de relieve como son Evenelio Rodríguez Varona, Pablo Companioni y el abogado Sotero Castillo.