Leonel Iparraguirre González

A la entrada de la ciudad de Morón, un terraplén permite el acceso a la comunidad Dos Hermanas, con unas 120 viviendas donde habitan familias humildes, cuyos integrantes laboran en diferentes sectores del territorio, mayormente en Cooperativas de Producción Agropecuarias.

Es una comunidad que por su número reducido de habitantes, no disponen de instalaciones básicas, por lo cual tienen que apelar a la bodega, la placita y el Consultorio Médico instalados en la extremo Sur de la ciudad.

Yudenia Figueredo Carmenate desde hace 17 años reside en Dos Hermanas, donde fue delegada de la circunscripción número 36, quien opina que allí los vecinos cooperan en todas las actividades y acciones, pero considera que el delegado a elegir debe radicar allí, y no en los caseríos colindantes como La Rotonda y Palma Sola, que también pertenecen a esa misma circunscripción.

La vecina Martha Pérez, desde hace poco más de un año se trasladó desde Edén para vivir en Dos Hermanas y a pesar de su avanzada edad opina que en allí hace falta un apoyo de Deportes y de Cultura para animar el ambiente de los niños, adolescentes y jóvenes de la comunidad.

Martina Ramírez, con más de 80 años, opina que cuando llueve la salida se dificulta, sobre todo para los niños asistir a las escuelas.

Al recorrer las calles de Dos hermanas, contactamos con personas que reciben los beneficios de la Asistencia Social, otros inmersos en la reconstrucción de su vivienda afectada desde algún tiempo y también los que se alimentan del servicio eléctrico mediante las llamadas tendederas, una ilegalidad que exige solución.

Así es el ambiente que se aprecia en Dos Hermanas, donde sobre todo prevalece la unidad y la comprensión.

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