Por Leonel Iparraguirre González
Cada jornada es de trabajo y placeres para Yailín González Nuñez, una joven que lleva en su sangre los ingredientes del baile y de la danza. Y lo confirma una y otra vez:”desde pequeñita me gustaba el baile y como Instructora de Arte en la especialidad de danza, todo lo que hago me parece poco”.
Su historial en el mundo de la danza suma 17 años, y recuerda aquel día que se estrenó como Instructora de Arte en la escuelita rural Alfredo Peña, de la comunidad Fajardo.
“Aunque allí estuve poco tiempo, apenas tres años, reconozco que fueron mis primeros pasos, y fue en ese lugar donde aprendi a desenvolverme como Instructora”, reconoce Yailín.
Luego fue para la Secundaria Básica Francisco Gonzalo Marín de Turiguanó, donde realicé muchos proyectos, hasta que fui trasladada para el Seminternado William Soler, donde los niños se apasionan cuando comienza mi turno de clases.
Yailín nos cuenta anécdotas sobre su trabajo y recuerda que cuando se decidió realizar la prueba de aptitud, su maestra le sugirió que mejor se presentara a la convocatoria de música, pero que no se decidió a cambiar su idea principal y realizó la de danza.
“Y aquí estoy, en el mundo divino de la danza”, apunta. Yailín ha tenido otras posibilidades, “pero estoy atada a mi verdadera vocación. Cambiar de ruta sería, incursionar en un mundo que me resultará desconocido”.