Cubadebate/Redacción Informativa/9 de octubre de 2023

Cuando en igual fecha del pasado año un cartón de huevos costaba 1 500 pesos, parecía una cifra increíble en un país donde esta proteína ha sido históricamente parte de la dieta (y no es un caso aislado; aunque muchos piensen lo contrario, es un producto muy consumido a nivel global) y se podían comprar a precios razonables en todos los mercados estatales.

Ahora, en octubre de 2023, hay que pagar alrededor de 2 800 para adquirir 30 huevos en el mercado negro, único espacio donde prácticamente se pueden encontrar. Es contradictorio, por supuesto, que un cartón cueste casi dos veces más que la media de una pensión en Cuba.

Si bien la cantidad de huevos que le corresponde a cada persona por la libreta de abastecimiento ha variado con el paso del tiempo, en los últimos meses, según datos del Ministerio de Comercio Interior, solo se han vendido cinco unidades por consumidor.

Si a ello se suma la escasez de otras fuentes de proteínas, la inflación sin frenos, la depreciación de la moneda nacional y el aumento constante de los precios en el mercado negro, poner un plato de comida en mesa ha pasado a ser una tarea titánica.

La falta de poenso para la alimentación de las gallinas ponedaoras deviene obstáculo más que suficiente para la carencia de un prodcuto de gran demanda poblacional.

Comer un huevo entero aporta proteínas, vitaminas, fósforo, hierro, zinc y otros minerales… y calorías. Son múltiples sus beneficios y es muy necesario y estimado su consumo –no solo en Cuba, hay que repetir–. Hoy, sin embargo, consumirlo regularmente está lejos del bolsillo del cubano. Cinco al mes no son suficientes.

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