Invasor/3 de agosto de 2022

Cuatro décadas forjando vocación y amor por el arte circense, y la entrega de los niños, han dado frutos. Rayitos de Sol es reconocido entre las mejores agrupaciones de su tipo en el país.

Cuando llegaron al cine Omega, en Marianao, tras horas de viaje en guagua y días de ensayo a todo motor, los nervios de los niños ya eran mayúsculos.

—¡Ánimo! ¡Arriba! —reaccionó Juan Alberto Iglesias, su profesor, que se había quedado igual de boquiabierto de ver ensayar a los demás.

“Aquello era impresionante. Llegamos, y vimos los materiales, los números, los ensayos, y hasta yo me puse nervioso. Pero tuve que hablar con los niños y prepararlos: ‘el mejor premio es participar’, les dije. Tenía que animarlos”.

En el Festival Pista Joven, que terminó el 18 de julio pasado, hubo tres días de presentaciones, nada menos que 65 números, y agrupaciones de La Habana, Artemisa, Camagüey y hasta de Alemania, por primera vez.

“No es un secreto que para allá —en La Habana— trabajan en otras condiciones. Tienen cerca a la Escuela Nacional de Circo, profesores, artistas profesionales, a CirCuba. Trabajan con colchones de seguridad, cables. Y yo me decía, ¿qué quedará para nosotros, que practicamos con cables artesanales y con un colchoncito de guata?”.

¿Y qué quedó? ¡Siete premios! Otorgados por un jurado de prestigio, disputados contra otros niños igual de talentosos. La valía de Rayitos de Sol se probó allí, cómo se prueba todos los días.

Cuarenta y un años de trabajo con niños que ya hoy son adultos, graduados, profesores. Cuatro décadas de ensayos, entrenamientos, de las madres cosiendo trajes, de presentaciones en los barrios, de premios y reconocimientos por todo el país.

No ha sido fácil. Solo hay que imaginar los dos años de pandemia y sus efectos. “Primero nos comunicábamos por teléfono, y yo les organizaba planes de entrenamiento. Cuando había más apertura, que la situación era menos compleja, nos íbamos para el Consejo Voluntario Deportivo, para correr, hacer ejercicios de fuerza. Pero aun así, cuando retomamos todo en la Casa de Cultura, tuvimos que entrenar fuerte. E incluso, cambiar algunos roles en los números de fuerza, porque las niñas habían aumentado de peso”.

Cuando esté año se retomó el Pista Joven, casi hubo que correr. Lo confirman Andrea Aguiar Iglesias y Yoel Manuel Vega, antiguos integrantes y hoy parte del equipo técnico. “Tuvimos pocos días y muy intensos. Sobre todo, para los números de altura”. Ellos dos son, según Iglesias, el relevo. De hecho, dos de los números premiados fueron preparados por ellos.

Las niñas Naily de la Caridad, Kariné, Esther, María Fernanda y Dale fueron de las más destacadas. Trajeron a casa el primer lugar en el evento de niños payasos, con Motoneta (Naily); el segundo lugar en acrobacias con pole aéreo, tercer lugar en el dúo de fuerza, mención especial en trío de fuerza, cuadrante cervical y aro volante. Kariné estuvo también nominada a la mejor actuación femenina, y lo que es mejor, su número de acrobacia con suiza, mereció el tercer lugar general entre todos los números del Festival.

“Ese número levantó al cine completo. Y veíamos que pasaban premios y premios, yo decía ‘¿Se nos quedará sin nada la suiza? —se ríe—. Era el gran tercer lugar, que venía”.

Pudiera parecer que Rayitos de Sol tiene que ir a La Habana a medirse con Ángeles del Futuro o Fiesta de Fantasía para que veamos el alcance de su trabajo. Que hayan traído a casa solo dos números sin premiar es una prueba, sí. Pero hay muchas más. Un trabajo sostenido por muchos años ya. Experiencia, paciencia y dulzura para formar la disciplina y la voluntad de los más pequeños, madres y padres acompañando entrenamientos en casa y a deshora, llevando meriendas, preparando escenarios. Y esos minutos en que un niño o una niña se siente una estrella, que son incomparables.

Cuatro décadas y Rayitos de Sol sigue alumbrando con luz propia, desde la comunidad.

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