Por Héctor Izquierdo Acuña

Nunca es demasiado tarde para darle a la vida nuevos derroteros que permitan al hombre su crecimiento espiritual. Así ocurrió con el destacado artista de la plástica Héctor Hugo Cortijo Collera quien inició su labor creativa luego de su jubilación laboral. Sobre este giro en su existencia opinó: “Todo el mundo piensa que cuando uno se jubila se murió pero yo creo, porque me gusta mucho lo que hago, que volví a nacer cuando me retiré”.

Nacido el 20 de enero de 1924 en el poblado de Meneses, Sancti Spíritus, debido a las necesidades económicas de su familia ejerció oficios como ayudante de herrero junto a su padre; zapatero y luego barbero en Venegas donde puso una barbería. Contrajo matrimonio y poco después se trasladó a Morón.

Su incursión en el mundo de las artes comenzó en 1980, cuando su inquietud artística lo llevó a realizar copias sobre maderas de rostros de los mártires de la Revolución . En 1982 se vincula al Movimiento de Artistas Aficionados y desde ese momento estrecha su relación con la Casa de la Cultura Haydee Santamaría de Morón. Incursiona entonces en la escultura en madera y hueso, obteniendo resultados muy satisfactorios.

En su temática escultórica abordó con frecuencia los grupos de familias y figuras de animales, elaborados sobre la base de cedro, júcaro, sabina, marabú, así como algunas obras talladas en maderas preciosas.

La formación de Hugo Cortijo fue autodidacta; su arte apareció espontáneamente cuando, a causa de la soledad y la rutina de su jubilación laboral, brotaron sus dotes artísticas que habían permanecido dormidas durante décadas.

Con febril tenacidad y férrea voluntad, logró una inmensa obra que asciende a más de 300 piezas caracterizadas por una ingenuidad muy difícil de encontrar en artistas salidos de academias.

Hugo Cortijo participó en algo más de treinta exposiciones personales, seis colectivas y expuso en la Asociación Italia Cuba, en Bologna, Italia.

Obtuvo numerosos premios y reconocimientos como el Diploma al Mérito Artístico el 21 de mayo de 1988, el diploma por los logros alcanzados en la actividad cultural el 10 de febrero de 1988, el 3er premio de cultura en el Concurso Nacional de Pintura y Escultura Popular Sancti Spíritus el 21 de noviembre de 1985, primer premio en el Salón Provincial 1988, 1er premio de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, y Salón Provincial Ciego de Ávila 1991, entre otros. Varias de sus obras se encuentran en colecciones tanto nacionales como extranjeras.

Lo prolijo de su creación y la complejidad conceptual y formal de ellas merecen un estudio más detenido y profundo, una valoración técnica que explique las causas de su evolución y crecimiento de este artista miembro de la UNEAC.

Hugo Cortijo Collera falleció en Morón el 26 de abril de 1996 a los 72 años. Como homenaje y reconocimiento a su impronta dentro de la plástica avileña, la galería de arte moronense lleva su nombre.