El balance anual del Programa Nacional de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, que ya suma 37 calendarios, desbrozó la senda analítica en torno a una actividad que nació para dar trigo todo el año, desde canteros cubiertos por hortalizas y vegetales.
Quienes aman las estadísticas pudieran contentarse con el millón 387 000 toneladas de productos cosechadas (cifra superior a lo planificado), con el incremento en más de 3 000 hectáreas o con la incorporación de otros 426 nuevos organopónicos.
La doctora en Ciencias Elizabeth Peña Turruellas, jefa nacional del movimiento, va, sin embargo, más allá, al fijar convincente la mirada en potencialidades que todavía no logran este año, con una correlación más favorable entre volumen y área, o con mejor comportamiento de la fuerza laboral, empleo más favorable de la jornada, mejor disponibilidad de abonos y otros factores que inciden de forma directa en los resultados.
No por gusto, el titular cubano de la Agricultura, Idael Pérez Brito, ha llamado a perfeccionar el modelo de gestión de ese movimiento que, además, no puede sentarse a esperar a que los interesados acudan a pedir tierra, sino enamorarlos o motivarlos antes.
(Fuente: Granma)