Por Arquimedes Romo Pérez
Como sobreviviente del grupo fundacional de la emisora CMJX inaugurada el 19 de Noviembre de 1949 en la Ciudad del Gallo, puedo asegurar que la misma fue un gran negocio para la entidad “Radio Morón S.A.”, presidida por el doctor Pablo Castellanos Caballero y Eliseo López Fernández, en calidad de administrador.
El primero aporta la autorización y licencia para salir al aire y el segundo el capital para la instalación. Aparecida como bálsamo de cultura e información en una ciudad aislada y abandonada a su serte, la X se convierte en todo un
suceso, y sus trasmisiones son seguidas fielmente por un auditorio verdaderamente masivo.
Con una potencia de 250 watts y con antena direccional, la nueva emisora cuenta, desde su salida al aire, con las simpatías y el apoyo del pueblo y del modesto comercio de la ciudad que, muy temprano, quiere aparecer en la señal sonora que se difunde por los mil 230 kilociclos de la onda media.
Y como precisa el refrán, que “grano a grano la gallina repleta su buche” el pequeño en valores, pero amplio comercio de la localidad, quiere escucharse en la radio y contrata sus anuncios que, por el crecido número, brinda un poderoso respaldo económico a la nueva entidad.
La X cuenta, en su primera década de trabajo, con una plantilla de tres locutores, dos realizadores de sonidos, un periodista y un auxiliar de limpieza; todos los trabajadores, excepto el auxiliar, son fijos y perciben un salario de ochenta pesos mensuales, sin descanso semanal ni vacaciones pagadas; además, ausencias por cualquier causa son deducidas del salario.
Desde la salida al aire se conoce que la emisora se pone del lado del pueblo, apoya sus necesidades y demandas, y que es un gran negocio; tanto que tres años más tarde da un paso extraordinario para la época, al crecer en el medio con otro trasmisor en la ciudad de Ciego de Ávila y convertirse en Cadena de La Trocha, una de las primeras del país enlazadas por el entonces novedoso sistema tecnológico de Frecuencia Modulada.
Es tal la aceptación popular del nuevo medio de información que se difunden menciones comerciales en vivo, entre número y número musicales, durante las quince horas de trasmisión, y solo en el Noticiero Estelar de las 12 y 30 salen al aire, como mínimo, cincuenta mensajes de propaganda. Se utiliza un locutor solo para comerciales en vivo y en seco, menciones carentes de musicalización; en esos tiempos no existen grabadoras, al menos en las emisoras pequeñas o del interior del país.
Hoy resulta casi incomprensible que en esa primera década de existencia nuestra querida emisora, no conozca lo que es un guión y mucho menos un libreto para la puesta en el aire de un determinado programa; incluso, ni se le entrega al locutor un listado de los temas seleccionados; en la cabina de audio el realizador de sonidos tiene a su alcance una pequeña fonoteca donde se agrupan los discos mas actuales de acetato de 78 revoluciones por minuto, desde la cual extrae el número deseado y, desde su butaca, a través de la puerta que lo separa del locutor, le informa el titulo del tema que ya tiene en el plato tocadiscos; así se cubren las emisiones del día, interrumpidas solo por los noticieros y algunos programas creados voluntariamente por los trabajadores como, por ejemplo, “El reloj musical” a las diez de la mañana, realizado por José Luis Taboada, los programas “guajiros” “Meridiano Campesino” y “Tomando Hatuey,” “En una esquina de México” y “Melodías del Plata”, creados y realizados por el locutor Rafael Morales.
No es hasta bien entrada la década de los años cincuenta que se organiza más la programación y aparece, con gran aceptación, una tira de programas en vivo, todos patrocinados, que repletan cada atardecer el estudio teatro de sesenta lunetas de la emisora, y que se convierte, de hecho, en un gran impulso al surgimiento del movimiento
cultural de la ciudad. La emisora crece en audiencia, tiene una bien definida política editorial que la vincula al
pueblo, está presente, como protagonista, en todas las causas justas de la localidad.
El Noticiero de las 12 y 30, realizado íntegramente de manera improvisada por el director Dr. Pablo Castellanos, es esperado cada día con interés y en ese horario puede escucharse en cada casa de la ciudad o al caminar por las calles; cuenta con una gran audiencia pese a estar saturado de mensajes comerciales. La entidad crece económicamente en corto tiempo.
En esta primera década y, como resultado de la aceptación popular convertida en audiencia y,por consiguiente, en ganancia, la entidad permite que el Director-Presidente, construya unavivienda moderna que se incluye entre las mejores de la ciudad, y el Administrador inicie unproyecto de carácter social que revoluciona la Ciudad del Gallo.
En la márgenes del canal del Embarcadero, en las proximidades de la hermosa Laguna de la Leche, primer lago natural de Cuba, nace con fuerza y brillantez el Morón Yacht Club, una institución deportivo-recreativa
con acceso limitado que se incluye entre lo más importante de la sociedad local.
El Club que rápidamente es conocido y visitado desde toda la provincia, es una bellainstalación gastronómica y recreativa con servicio de alta cocina y salón popular, que los finesde semanas se abarrota con las matinés bailables y la presencia de grupos musicales nacionales, mientras que en los jardines cuenta con una piscina de medidas olímpicas, una excelente cancha para la práctica del Baloncesto y el Voleibol, un terreno de fútbol y otro para
las competencias de Softbol, escenario del campeonato provincial de esa disciplina.
Si las obras mencionadas contaron para su ejecución con apoyo económico ajeno, no hay duda que el capital fundamental utilizado en la Cadena de La Trocha, la vivienda y el Club son resultados de un serio y sostenido trabajo de la pequeña emisora que, hábilmente conducida,penetra en el pueblo, se pone a su servicio, logra su apoyo y responde plenamente al reclamo popular de la ciudad.
La X participa activamente en las luchas y demandas de la población, se hace sentir, se gana el respeto de la ciudad y aunque no dispone e un diseño de programación, carece de una parrilla de programas, no cuenta con directores ni escritores, no hace una verdadera radio, se escucha, se quiere, se ama, trasciende, y llena de vida ingresa en
la familia del Instituto Cubano de Radiodifusión, después de haber sido un gran negocio.