No, no ,no es lo que usted está pensando! No es de un pollito, es de un gran gallo! Se trata de una crónica sobre un gallo de muy alto cantío, que dejó sus huellas imborrables, imperecederas, en las calles y en las almas del pueblo que lo vio nacer. ¿Qué se puede escribirde Wilfredo Leiva Pascual (Pío Leiva) que su pueblo no lo conozca?

Y más después del excelente libro de investigación que le escribiera el historiador Juan Carlos Espinosa, a partir de una entrevista “cuéntame tu vida” concedida por el propio artista! No obstante, persistimos en el empeño porque siempre hay pequeños detalles que llaman la atención e interesan sobre personalidades que, como Pío Leiva, forman parte importante de la historia de esta sociedad.

Corre 1948-49 y en “La Serrana”, comunidad campesina del barrio “Coronel Hernández” de Morón, es conocida y popular “La Cantina”, tienda mixta de Don Leocadio Ruíz, que además de bien surtida, tiene a su lado una valla para las peleas de gallos finos que cada domingo crece en combates y apuestas; al fondo el terreno de béisbol que se activa cada fin de semana; al frente una pista de tierra roja que regularmente sirve de escenario a los jóvenes del barrio para los torneos de cintas o competencias de carreras de caballos, y como centro de todo lo que hoy llamaríamos un complejo deportivo o cultural, el amplio y confortable Salón de actividades, dotado de un buen escenario, planta eléctrica, dos bares con productos fríos y el primer equipo de amplificación conocido en el territorio, para darle ambiente a las matinées dominicales, las parrandas campesinas o fiestas populares.

Aquí, en La Cantina de La Serrana, Pío también tiene protagonismo; muy ligeramente toca el tema en su entrevista con Juan Carlos Espinosa. Es domingo y está anunciada una matiné bailable con Pío Leiva y su Conjunto, pero el intrépido San Pedro deja caer lo que los
campesinos dicen:”un palo de agua”, que inunda todos los alrededores e imposibilita el paso de cualquier vehículo del camino vecinal de Cunagua (no existía ni terraplén, ni carretera) hacia La Cantina, en una extensión aproximada de medio kilómetro.

Pues ante tal situación, Pío, al frente de su “Ven tú”, da la orden precisa: “pantalones por encima de la rodilla, instrumentos y zapatos al hombro y a chapalear”, y así, húmedos pero alegres y puntuales es que arriban a la escena para hacer las delicias de los bailadores. Lo que él “toca” pero no precisa en su libro-entrevista es que, unos días después de chapalear en La Serrana, nace ”Chapaleando” ese alegre Son Montuno, “exitazo” que Pío lleva en su repertorio por todos los escenarios del mundo y todos los muchos años de su extensa carrera
musical.

(Autor: Arquímedes Romo Pérez)

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