Por Filiberto Pérez Carvajal
Puede que no sea el nombre más feliz. Al menos eso pude intuir de las opiniones de varios integrantes del colectivo, y, sobre todo, de su accionar en una jornada de labor.
Es que a las mujeres y hombres no les cuadran muy bien las identificaciones, siempre que los nombran como Grupo de prevención y enfrentamiento. Opinan que la última de tales palabras no es necesaria a la hora de resumir la razón de ser, el encargo esencial que los anima.
Saben, tienen plena conciencia, que su tarea de todos los días se resume en verbos como orientar, alertar, explicar, enseñar, educar. Para que la previsión señale el rumbo seguro de la gestión económica de quienes protagonizan la satisfacción de muchas necesidades de la población, habida cuenta de que una parte considerable de las personas que hoy asumen actividades económicas carecen de experiencia en esa rama.
Así ocurre en Ciego de Ávila con una parte de los trabajadores por cuenta propia y responsables de proyectos de desarrollo local, entre otros, que comienzan a suplir misiones sociales anteriormente a cargo de las empresas estatales.