Por Sayli Sosa Barceló

Aunque historiadores de larga trayectoria y producción científica como Héctor Izquierdo Acuña están convencidos del origen del nombre de Morón, lo cierto es que hubo más de dos hipótesis para el toponímico de la muy conocida Ciudad del Gallo.

Al principio se barajó la posibilidad de que Morón aludiera a la topografía del lugar, ligeramente elevada, pero no tanto como para constituir un accidente geográfico en toda la línea. Una segunda versión alude a que entre los primeros habitantes del hato habría estado un español procedente de Morón de la Frontera (Sevilla, Andalucía) y que a pura nostalgia nombraron al caserío en honor a su tierra natal.

Pero Izquierdo Acuña cree más probable, a pesar de tampoco haberse confirmado, la idea de que se nombró Morón al hato al ser mercedado, entre 1520 y 1530, a un señor llamado Ramón Morón, por el cabildo de Puerto Príncipe.

Lo cierto es que para 1869, a la naciente jurisdicción de Morón se le otorgó el título de Villa, y el 12 de abril de 1870 el Ministro de Ultramar le concedió el de Ayuntamiento, que quedó constituido el 21 de agosto de 1870. Con esa denominación regiría no solo el territorio moronense, sino a la jurisdicción de Ciego de Ávila, que se separó definitivamente en 1877. El título de ciudad lo alcanzó el 20 de mayo de 1921, y el 9 de diciembre de ese propio año se adoptó el Escudo que le identifica.

Así lo recoge un artículo publicado en la Enciclopedia Colaborativa Ecured, revisado por el propio  Izquierdo Acuña.

Quien quiera adentrarse en el devenir de esa ciudad debe ir a beber de su prolífica bibliografía o sentarse una tarde a escucharlo hablar con la pasión, que no vanidad, de quien ha vivido para reconstruir la historia.

Hermosa paradoja pues, en esa obsesión por levantar cada palmo de tierra y escuchar lo que tenía para contar, él mismo ha entrado al relato y, en lo adelante, no se podrá hablar de Morón sin mencionarlo.

Este fotorreportaje que ahora le proponemos es una suerte de regalo para Izquierdo Acuña y todos los moronenses, pero, sobre todo, es un obsequio a la bella Morón.

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