Hubo personajes en Morón como en todos las ciudades y poblados del país, entre los que se inscriben Pedro Leyté, conocido por El Holandés, quien contaba con un digno trabajo de pescador solitario en las aguas de la Laguna de la Leche, un hombre noble y trabajador, nacido en la isla caribeña de Curazao.

Humilde, trabajador, procedente de una familia de pescadores y que en Morón también se dedica a este arte que complementa con la guitarra. Con escaso dominio del idioma español canta canciones en inglés y recuerdan sus amigos y vecinos que como demostración de la nostalgia que le produce estar lejos de la familia y de la patria, todas las noches se sienta en el portal de su casa y entona una canción que repite hasta el cansancio:

“Que lejos estoy del suelo donde nací, Que inmensa nostalgia invade mi pensamiento”…

Hombre muy sencillo y cortes, durante las festividades de fin de año o pascuas, los fines de semanas, y en ocasiones especiales, suele salir acompañado de su vieja guitarra por los distintos bares y cantinas de la ciudad para animar las reuniones de los parroquianos y especialmente de los políticos de la época, con una canción que es su preferida:
“Amigo mío te saludamos
Y deseamos felicidad;
Este conjunto de un solo “migo”
Que te desea felicidad.
Tagara garà, tàgara garà…..

Cuando desea finalizar una actuación porque ya su presencia no es grata ni favorable para su objetivo de obtener la regalía de unos pocos centavos, o porque el ambiente ya no le es favorable, toma la guitarra y canta una frase musical que se hace famosa y que llega hasta nuestros días: tres golpes sobre el diapasón y las cuerdas y…..

Este elemento es fu”.

En los anales de la Cultura Popular de la localidad “El Holandés” es un elocuente ejemplo de lo que es un personaje significativo y relevante. Lamentablemente no se conoce por qué es que se radica en Morón. Aquí se establece, crea amistades, se acerca a la familia Ríos, también conformada por humildes pescadores, forma un hogar y dedica parte del tiempo de descanso, especialmente en las tardes, a sacar sonidos de las cuerdas de su vieja guitarra.

(Arquímedes Romo Pérez)

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