En la tarde del 4 de octubre de 1963, el ciclón Flora penetró en tierra cubana por la costa sur de la hoy provincia de Guantánamo, como huracán categoría 2 de la actual escala Saffir-Simpson, con vientos máximos sostenidos estimados de 165 kilómetros por hora.
Al momento de difundirse la noticia, nadie pudo imaginar que, durante las venideras 120 horas, el evento meteorológico estremecería a todo el país, al provocar el segundo mayor desastre natural documentado en la historia del archipiélago, solo superado por el huracán del 9 de noviembre de 1932, en Santa Cruz del Sur, Camagüey.
Para el destacado realizador de audiovisuales Eduardo de la Torre (ya fallecido), quien en aquella época era camarógrafo de la Fílmica de las FAR, y obtuvo impresionantes imágenes del trágico acontecimiento, Flora fue el más «loco» de los ciclones tropicales en azotar el territorio nacional en el siglo XX. Su insólita trayectoria así lo demuestra.
Una vez en el territorio oriental, el ciclón comenzó a describir una lenta y errática trayectoria, al desplazarse sucesivamente al noroeste, oeste, suroeste, este, nordeste y de nuevo al oeste, hasta cerrar un lazo encima de la región oriental y salir al mar, el 6 de octubre, en el Golfo de Guacanayabo.
Según los apuntes del profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad Meteorológica de Cuba (SometCuba), Flora entró nuevamente a tierra cubana por el sur de Camagüey, y luego enrumbó al sudeste, y después al estenordeste, para salir al mar dos días más tarde, por las inmediaciones de Gibara.
El lento y errático movimiento de este organismo ciclónico tropical condujo a que su centro, y casi toda la circulación del sistema, permaneciesen sobre las antiguas provincias de Oriente y de Camagüey a lo largo de casi cinco días, dejando caer grandes volúmenes de precipitaciones en un área de 63 000 kilómetros cuadrados.
Así, del 4 al 8 de octubre de 1963, la región oriental fue testigo de un verdadero diluvio, al recibir totales de lluvia que, en algunos lugares, superaron los promedios históricos de un año, al llegar a los 1 600 milímetros.