Por Leonel Iparraguirre González
Es La Norma, zona cañera del Central Ciro Redondo, el sitio donde un conjunto monumentario señala el lugar exacto donde en febrero de 1963 el Comandante Ernesto Che Guevara introdujo la mecanización cañera en el país.
Visitar ese lugar, es palpar las imborrables huellas del Ché donde durante 15 días permaneció sobre una máquina combinada, en un ensayo que trajo por resultado la introducción de la mecanización en el corte de caña.
Hasta ese sitio llegan con frecuencia colectivos estudiantiles, trabajadores y delegaciones que aprecian tarjas y placas que señalizan los lugares donde el Che realizaba distintas actividades en aquellas históricas jornadas.
El lugar exacto donde estacionaba su combinada cañera, donde descansaba a la sombra de un frondoso árbol, el punto donde existía una pequeña bodega donde todas las mañanas tomaba café y también el lugar donde se aplicaba el inhalador para superar las crisis de asma.
Allí en La Norma están las huellas de ese jefe extraordinario, de ese hombre que no tuvo fronteras, y cuyo ejemplo nos servirá como guía de acción en cada una de las batallas que libramos en la actualidad.
Cuando esté ocho de octubre se conmemore el aniversario 56 de la caída del Che en Bolivia, el conjunto monumentario de La Norma mantiene latente las huellas del Guerrillero Heroico en tierras avileñas.