El primer semestre dejó “asuntos pendientes” para lo que resta de año cuando las divisas que necesita el país y los alimentos destinados a la población siguen siendo escasos y altos los precios, entre otros desafíos, por lo cual ya es hora de mostrar mayores resultados o avances…
Bien categórico fue el viceprimer ministro Alejandro Gil Fernández cuando en julio pasado, ante el Parlamento cubano, afirmó que los desafíos que enfrentamos en la economía son muy grandes y complejos. En este contexto no hay soluciones fáciles, precisó, y las medidas adoptadas o que se tomarán en lo adelante conllevan riesgos. Es necesario entonces analizar a profundidad cuanto se va a hacer: pensar, estudiar, debatir, polemizar y avanzar en los consensos.
El también titular de Economía y Planificación alertó que estos no son tiempos de diagnóstico sino de hacer, por lo cual entramos a un segundo semestre decisivo en el que se requieren resultados concretos, avances sustanciales, ver al final del túnel no una sino varias luces que revivan la esperanza, la confianza y la credibilidad del proyecto social que queremos sostener. Todo ello debe transitar por menos mecanismos burocráticos y administrativos en los que la empresa estatal y los gobiernos locales deben asumir mayor autonomía y protagonismo, y contar con el concurso de las restantes formas de gestión y la propia población, pues siguen sin identificarse y explotarse potencialidades endógenas en no pocos lugares del país.
Hasta julio del 2023 algunas actividades productivas decrecen, lo que incide en la disminución de la oferta y, por ende, en el aumento de los precios; aunque es bien enorme el esfuerzo por mantener sin variación los de la electricidad, los combustibles, el gas, el agua, las comunicaciones, la canasta familiar normada y los productos de primera necesidad que se venden controlados en las tiendas.
Muchos cubanos están ansiosos por que la economía acabe de despegar y, como base esencial de toda sociedad, impacte en lo social y en lo político-ideológico para, a contrapelo de quienes opinan diferente, demostrar que no estamos ante un Estado fallido e inepto, sino de un gobierno que no descansa en aras de solucionar los problemas de la mayoría.
En la senda de la reanimación económica y social del país, a pesar del recrudecido bloqueo estadounidense, en lo que queda del 2023 habrá que darle un vuelco radical a la captación de ingresos en divisas, el aumento de las producciones nacionales, el control de la inflación, la estabilidad del Sistema Eléctrico Nacional y los combustibles –como vimos que se logró en pleno verano-, y el ordenamiento de las relaciones entre los diferentes actores económicos.
En el cómo alcanzar tales propósitos está lo complejo, y particularmente en la búsqueda de divisas el esfuerzo será gigantesco, habida cuentas que el plan del año asciende a 3 mil 587 millones de dólares –de los cuales en el segundo semestre se necesita ingresar 2 mil 305 millones–, para lo cual el cumplimiento de las exportaciones previstas y la sustitución de importaciones resulta vital.
(Tomado de Cubahora)