Por Katheri Ruíz Robaina

“Podrán vencer dentro de unas horas o ser vencidos;pero de todas maneras el movimiento triunfará. Sí vencemos mañana,se hará más pronto lo que aspiró Martí, si ocurriera lo contrario,el gesto servirá de ejemplo para el pueblo de Cuba, a tomar la bandera y seguir adelante. Aquí en Oriente damos el primer grito de libertad. Sin duda alguna es peligroso y todo el que salga conmigo de aquí esta noche, debe hacerlo por su propia voluntad”.

Sabias palabras las de nuestro Comandante,expresadas horas antes de partir a la lucha en busca de cumplir el sueño del Héroe Nacional José Martí;palabras que quedan selladas en la historia de nuestro pueblo y en la sangre de los caídos en la acción,asesinados brutalmente por el régimen batistiano.

En su histórico alegato de autodefensa, Fidel Castro explica las razones por las que decidieron realizar los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. La crisis en las instituciones políticas, el control, la constante amenaza de las fuerzas represivas y los agravados problemas sociales existentes,agudizados todos debido al golpe de estado el 10 de marzo de 1952, fueron atenuantes que llevaban a la Isla hacia un callejón oscuro.

El año del centenario de José Martí era el momento exacto para que el grupo de jóvenes cubanos y revolucionarios se colocaran a la vanguardia de la lucha armada,como única vía de libertad y verdadera independencia; en representación de las clases pobres que no tenían acceso a los medios de vida indispensables a la vista de un triste panorama que empañaba la existencia del cubano de a pie.

A pesar del derroche de valentía,no se pudo ocupar la fortaleza y el asalto no logró su objetivo militar, pero las acciones del 26 de julio representaron a una nueva vanguardia, puso en práctica una estrategia de lucha que guiaría la nueva etapa en la Sierra Maestra y la ciudad,en la expedición del Yate Granma, fue el motor pequeño que hizo andar al grande con la chispa que levantó al pueblo hasta alcanzar la victoria.

Hoy, a 70 años del hecho, se reúnen miles de cubanos en el polígono de la otrora fortaleza militar en Santiago de Cuba para recordar las palabras del eterno Comandante: “Al verla hoy, al ver el sitial tan alto donde hemos puesto nuestra bandera, me sentí tan feliz que vi en ese minuto premiados todos los sacrificios que hemos hecho y todos los sacrificios que tengamos que hacer en lo adelante”.

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