En su histórico alegato en el juicio por los asaltos a los cuarteles Moncada, y Carlos Manuel de Céspedes, Fidel Castro señalaba como razones para una revolución en Cuba, la crisis de las instituciones políticas y los gravísimos problemas sociales existentes, agravados todos por el ilegal golpe de estado del 10 de marzo de1952.
El control, la amenaza y la represión policial se hicieron sentir ante la más mínima intolerancia de la oposición, aun las que propugnaban soluciones pacíficas. La crisis política apuntaba aceleradamente a un callejón sin salida.
La situación del país era precaria en temas tan vitales como la salud, la educación y el trabajo. Las clases pobres no tenían acceso a los medios de vida indispensables y sufrían todo tipo de maltratos y vejaciones. Un triste panorama empañaba la vida del cubano común.
En el año del centenario del Héroe Nacional José Martí, el 26 de julio de 1953 un grupo de jóvenes, liderados por Fidel Castro, se colocaron a la vanguardia de la lucha por la verdadera independencia de Cuba ellos protagonizaron el asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo respectivamente.
El asalto al Cuartel Moncada tenía como objetivo desencadenar la lucha armada contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1958). A pesar de su derroche de valentía y dignidad, los asaltantes (inferiores en número y armas) no pudieron tomar la fortaleza. La orden del dictador fue eliminar a diez revolucionarios por cada soldado del régimen muerto en combate. La masacre se generalizó y fueron asesinados la mayoría de los asaltantes. Los sobrevivientes fueron detenidos tras feroz cacería, enjuiciados y condenados a prisión.
Este suceso terminó convirtiéndose en una derrota militar; sin embargo, tuvo una trascendencia extraordinaria para el pueblo cubano y para el movimiento de liberación nacional que se iniciaba.
Posteriormente sucedió el asalto al Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, cuyo objetivo era apoyar el asalto al Cuartel Moncada y desviar la atención de los adversarios para evitar el envío de refuerzos desde esta ciudad hasta la ciudad de Santiago de Cuba, donde precisamente estaba ubicado ese bastión militar.
Las acciones del 26 de julio de 1953 no fueron el fin de un esfuerzo, sino el inicio de una lucha que culminó con la victoria en enero de 1959.
(Tomado de Presidencia de Cuba)