Invasor/10 de noviembre de 2022

Pareciera que toda la experiencia acumulada en el enfrentamiento al mosquito Aedes aegypti, y en el tratamiento del dengue, no ha sido suficiente para cortar el alza de casos que vive hoy la provincia avileña, con un índice de infestación de 0.37, de un mínimo permisible de 0.05.

Si bien esta cifra no es de las más alarmantes en los últimos años, cuando llegamos a estar en 0.50, sirve para ilustrar una parte de la realidad.

La otra se escurre en cada cuadra o barrio donde la focalidad reitera, en las puertas que se cierran ante la fumigación o la inspección, en el ingreso domiciliario como “comodín” y no como solución efectiva, y en los malabares para poner los recursos de la campaña antivectorial allí donde sean más necesarios.

Los 578 casos febriles identificados en apenas una semana, de los cuales más del 50 por ciento resultó positivo a la presencia de anticuerpos IgM, nos da la medida exacta de una complejidad epidemiológica que no ha dejado ileso a ninguno de los 10 municipios, siendo la ciudad cabecera, Ciro Redondo, Baraguá y Morón los de peores indicadores.

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