Por Arquímedes Romo Përez

Muchos, son los locutores que desfilan frente a los micrófonos de la X a lo largo de 72 años, pero ninguno logra tanto vínculo, empatía con el radioyente y popularidad como Rafael (Chicho) Morales, uno de los tres fundadores de la emisora. Este artista del micrófono de escasa cultura pero gigantesca imaginación, sabe aprovechar el momento preciso de la salida al aire de la emisora. 

El mayor por ciento de audiencia de la nueva emisora está en el área rural, en la preferencia de ese universo está la música campesina; en el campo también tiene gran popularidad la música mexicana, género que en aquellos tiempos también cuenta la argentina, elementos culturales sonoros que enajenan a los pobladores que, en las dos salas cinematográficas de la ciudad, disfrutan de las producciones de esos países latinoamericanos, fenómeno que tiene mayor significación cuando recordamos que son éstas las principales opciones culturales de la población, que está totalmente alejada de lo que realmente es una puesta en escena o una manifestación puramente culta.

Morales es el único de los siete fundadores de la X conocido en la ciudad por sus actividades cercanas al medio. Regularmente deja escuchar su voz a través de los amplificadores del español Martínez, en los alrededores del parque “José Martí” y, además, se le conoce como fiestero, poeta, protagonista en la mayoría de los guateques que se celebran en los barrios de Morón, matices éstos que lo vinculan tempranamente con los nuevos oyentes de la X.

Por otra parte “Chicho” desde el momento de la salida al aire de la nueva emisora es el animador, por no decir director, de los dos programas campesinos que se realizan diariamente a estudio lleno, es el preferido por los campesinos que visitan la ciudad y la emisora, conduce el programa “Reloj Musical”, primer espacio de participación de la emisora y, al mismo tiempo crea, elabora y conduce los programas “En una esquina de México” y “Melodías del Plata”, espacios en los cuales dialoga con los oyentes y se proyecta ante el micrófono como un nativo de esas nacionalidades, lo que no deja de ser original y al mismo tiempo atractivo para el público que se alimenta con esa cultura popular.

Alrededor de estos programas Rafael Morales se convierte en un estudioso del folklore, las costumbres y el vocabulario popular de los nacionales de ambos países, y para ello acostumbra asistir invariablemente a todas las proyecciones cinematográficas de esas nacionalidades que se exhiben en los cines de la ciudad, y de cada una de ellas saca productos de interés, se familiariza con los matices, las variantes entonacionales y la utilización de tonemas propios de la cadencia de los referidos países, por lo que se convierte en un ídolo de los oyentes, para quienes el Radio Morón de los años cincuenta es “Chicho” Morales.

Sin ser un locutor de amplia cultura, Morales es un artista carismático, muy imaginativo, creador a su modo, locuaz, agradable en su desempeño ante el micrófono y, sobre todo, un gran improvisador, cualidad relevante para cualquier locutor, facilidad que le permite, además, conducir y hacer de contrafigura, sin guión y sin libreto, del actor Sergio Arrizabalaga en el personaje de la “Jamaiquina Billetera”, espacio critico-humorístico que cierra, cada noche, la tira en vivo que, a estudio lleno, ofrece la X cada día. Visto a la gran distancia de sesenta años, no hay duda que Rafael “Chicho” Morales, es el locutor más popular entre todos los que han pasado por los micrófonos de la X en setenta años.

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