Por Leonel Iparraguirre González

Las calles de Morón notan su ausencia física desde hace unos años. Un hijo admirado de la ciudad nos dejó con los recuerdos inolvidables, como testigos del inmenso amor que sentía por su Morón querido, donde nació en 1932 y hasta sus últimos días de existencia le supo ser fiel. Así fue Armando Ledón Sánchez, a quien, al andar por las calles de esta ciudad, no lo encontramos, sólo presente en el recuerdo de muchos amigos que portan testimonios, anécdotas y valiosos elementos de su pasión por esta localidad.

Lo imaginamos con su lento caminar por calles, parques y barrios, con su inseparable bolso y sus arrugados apuntes manuscritos, como para no olvidar ni un solo detalle de la vida de su ciudad. Lo imaginamos también con su grave voz a través de su querida emisora local, esperando una oportunidad para penetrar a la cabina, leer las noticias del noticiero o esperando el cantío del gallo a las seis de la tarde, para comenzar su Cortando el Aire, espacio donde Armando Ledón daba riendas sueltas a su talento de realizador radial y conocedor del mundo artístico y musical, como nadie más.

Cuando lo conocí hace varias décadas, no imaginaba a la persona que me habían presentado. Tuve en ese momento ante mi a un hombre alto, serio y a mi entender, difícil de penetrar, pues apenas estiró su mano derecha y con un frio saludo nos hicimos amigos.

Poco tiempo después supe quién era Ledón, toda una figura del mundo cultural, radial, que había sido incluso director de Radio Cuba, una pequeña emisora que había transmitido en Morón con un pequeño colectivo que había jugado un papel importante e la lucha revolucionaria.

Luego tuve la oportunidad de conversar y en pocos minutos fluía de su memoria una historia detalle a detalle sobre la radio e Morón. Supe de sus relaciones en la capital con populares autores e intérpretes de musica cubana, y me hablaba de ellos como si fueran sus hermanos. Me contó anécdotas de Beny Moré, y de muchos boleristas.

Fue Armando Ledón el promotor, junto con Jorge Nilo Marín del Festival Boleros de Oro y mediante sus relaciones, fue posible traer a los escenarios de esta ciudad a muchas valiosas figuras de ese género musical.

Un día me invitó a que compartiera con él en una actividad, justamente el 15 de junio del año 2001. Lo acompañé y en medio de aquella importante cita se escucha el nombre de Armando Ledón Sánchez. Parte hacia el escenario y recibe, en nombre de la Asamblea Municipal del Poder Popular, la condición de Hijo Ilustre de la ciudad. Regresó hacia donde me encontraba visiblemente emocionado y me dijo: “NO esperaba este regalo, ya me puedo morir tranquilo”.

Ese era Armando Ledón, el que poco tiempo antes de fallecer caminó las calles de la ciudad, y aquejado por su agresiva enfermedad, me pidió que lo ayudara a ascender la pequeña escalera de la emisora local, la recorrió completa, como su último adiós a una institución que adoraba con toda pasión. El miércoles 13 de mayo del 2009, cuando las manecillas del reloj marcaban las siete de la noche, fallecía en La Habana Armando Ledón Sánchez. Sus huellas se mantienen latente Por las Calles de Morón.

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