Por Héctor Izquierdo Acuña

Los pueblos conservan en su memoria historias, tradiciones y leyendas que han conformado por centurias, su identidad cultural. De la misma forma, se afianzan en el legado de sus grandes hombres, de aquellos que marcan un hito en su devenir histórico, o en su contribución en el campo del saber humano. Uno de ellos es, sin dudas, Segundo Leiva Casay, quien fuera en vida Historiador de la Ciudad de Morón. 

Reflejar en apretada síntesis la vida y la obra de Segundo Leiva, en el aniversario octavo de su fallecimiento, resultaría tarea imposible. Fue un hombre que transpiraba el amor a su terruño, y por eso dedicó toda su energía e intelecto al conocimiento y divulgación de su historia durante décadas.

El 12 de febrero de 1931, en la colonia Delia, vio la luz por primera vez. Fue un joven lleno de alegría, deseoso de realizar sus sueños y estudiar, algo para él muy difícil por su condición de niño pobre, sin embargo, desde temprana edad sintió afición por las letras e incursionó en la poesía.

Su afán de conocimiento lo llevó a realizar varios estudios por correspondencia, pero no es hasta el triunfo de la Revolución en 1959, en que puede cursar el sexto grado y la Secundaria Obrera Campesina.

En 1961 comenzó a trabajar en la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños de Morón, en el Banco de Créditos hasta 1966, y un año después ingresó en el Consejo Nacional de Cultura, del Regional Morón, donde se mantuvo como Director de Literatura en ese territorio. Más tarde, fue fundador y director del Museo Municipal desde 1980, y Especialista en Estudios Históricos hasta su jubilación en el mes de julio de 1994.

Sobre su carrera profesional resulta relevante que en 1967, sin haber transitado por el bachillerato, y luego de vencer un riguroso examen, comenzó los estudios superiores de Licenciatura en Letras en la Universidad de Oriente, y los culminó en la Universidad Central de Las Villas, donde se graduó en 1979. Su edad tampoco fue limitante en sus sed de saber así, en 2007, obtuvo el título de Máster en Ciencias de la Educación Superior.

Segundo fue fundador y creador del Movimiento Literario en Morón desde 1967; fundador del Taller Literario Javier Heraud, el 21 de marzo de 1968, y del Boletín Literario Turiguanó, que vio la luz en 1970.

Fue Miembro Profesional del Primer Comité Ejecutivo del Poder Popular en Morón en 1976, responsabilidad desde la cual atendía las esferas de Cultura, Deportes y Radio. Creador de la Oficina del Historiador en Morón en 1988, la única que logró abrir sus puertas en la provincia avileña y hoy lamentablemente extinta.

La Asamblea Municipal del Poder Popular en Morón, en la III Sesión Ordinaria de Trabajo, del Quinto Periodo de Mandato de fecha 29 de mayo de 1988, adoptó el Acuerdo No. 42 que expresa: “Aprobar como Historiador de la Ciudad de Morón al Co. Segundo Leiva Casay, teniendo en cuenta sus condiciones políticas, sus conocimientos de la Historia de Morón, y por su experiencia

Fue un intelectual que se le reconoce, sobre todo, por su labor en función de la investigación y la divulgación de la historia de la localidad, sin embargo, fue un escritor prolífico de poesías pues dejó inéditos cinco libros de esta temática además de varios cuentos. Colaboró con revistas de España, Costa Rica, México y cubanas.

Un aspecto poco divulgado es el de haber sido miembro de la “Academia Hispanoamericana Zenith”, de Costa Rica, en el año 1959 de la cual lo “echaron”, a nuestro entender decorosamente, por protestar la inclusión de un poema en alabanza al dictador español Francisco Franco en tanto no quisieron publicar uno del poeta cubano Raúl Borges Rivas en elogio a la Revolución cubana.

Durante su fructífera vida fue merecedor de múltiples reconocimientos y condecoraciones, entre las que se destacan las distinciones por la Cultura Nacional, Raúl Gómez García, Caonabo y Ornofay, las dos últimas, por la obra de la vida y la Medalla de la Alfabetización. Mereció también el Certificado y Grano de Maíz, como Miembro de Honor Educacional y Selección de Personas Símbolos.

Este Hijo Ilustre de la Ciudad de Morón e Hijo distinguido de la Provincia de Ciego de Ávila tuvo una vida tan prolija que se sintió realizado y lo demostró con su fuerza creadora, al decir de su compañera en la vida. Detrás de ese hombre de lento andar, estudioso incansable, respetuoso y de esmerada educación había otro hombre: el conversador agradable, jovial y jaranero.

El aciago 15 de mayo de 2011 la cultura avileña perdía uno de sus más descollantes exponentes; su fallecimiento consternó a todos.

Modestia, sencillez, consagración al servicio de su pueblo, fueron algunos atributos de este gran hombre; en él se materializaba el pensamiento martiano de que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz, por eso y más, fue acreedor del reconocimiento por “La utilidad de la virtud” que otorga la Sociedad Cultural José Martí.