Por Héctor Izquierdo Acuña

Uno de los acontecimientos más importantes para la cultura de la ciudad avileña de Morón fue la fundación, en la tarde del 6 de mayo de 1945, del Grupo Arqueológico Canoabo, cuando un grupo de profesionales con coincidentes intereses culturales habían intercambiado ideas y acordaron reunirse con el Doctor Omelio Borroto de la Torre, director del Instituto de Segunda Enseñanza de Morón, con el propósito de discutir la creación de un grupo cuya estructura y objetivos ya maduraban en conversaciones informales.

Sus pretensiones eran el estudio de la arqueología, en especial la cubana, además esferas como la etnología, antropología, paleontología, geología, historia natural, geografía y la historia.

Allí, atendidos por el Dr. Omelio Borroto de la Torre, se decidió crear el grupo Arqueológico y darle el nombre de Caonabo, en honor al cacique indio de La Española que luchó contra los primeros conquistadores de la isla.

Fueron alma y espíritu de este grupo el agrimensor público Guillermo Zanoletti D´Escoubet quien fue electo presidente, los doctores Remigio Raúl Rojas Ruíz, Omelio Borroto, Manuel Copado, Wilfredo Leiseca, Benito Llanes Recino, Tibaldo Herrera Izquierdo y otros que completaban una nómina de 16 miembros. El grupo quedó inscripto en el gobierno provincial de Camagüey el 13 de septiembre de 1945.

Se crearon diversas secciones de trabajo, destacándose las de Historia, Arqueología, Etnología y Antropología, Ciencias Naturales y por último la dedicada a estudios geográficos.

Entre los trabajos de exploración arqueológicas realizados por el grupo Caonabo, así como los sitios de localización de estos restos de las culturas aborígenes hay que señalar algunos tan importantes como los efectuados en los términos municipales de Ciego de Ávila, Florida, La Esmeralda y Fomento, durante las cuales fueron colectados restos de las culturas preagroalfareras y agroalfareras.

Estas y otras exploraciones permitió al Caonabo atesorar más de cinco mil piezas arqueológicas de inapreciable valor, desde rudimentarias vasijas de caracol hasta gubias, esferolítias, ídolos de barro, pendientes de barro y hueso, hachas petaloides de gran belleza y finamente pulimentadas. Sobresale la Caratona, devenida símbolo del Museo de la ciudad.

Durante cuatro décadas lucharon denodadamente para crear un museo donde exponer las valiosas piezas, noble aspiración con la cual perseguían dar un salto cultural en la localidad, sin embargo, no fue hasta la promulgación de La ley 23, referente a la creación de Museos Municipales, que pueden ver sus sueños hechos realidad. Así, en 1980 los múltiples esfuerzos realizados por el grupo Caonabo se vieron coronados por el éxito pues al fin podrían exponer el fruto de años de labor investigativa.

Fue cuando Tibaldo Herrera Izquierdo y Pedro Pujol Bencomo, en nombre de sus compañeros del grupo Caonabo, muchos de ellos ya fallecidos, donó todos los bienes culturales adquiridos por el grupo al Museo Histórico de Morón, que abrió sus puertas el 30 de noviembre de 1981.

Por ello, desde el 6 de mayo de 2001 cuando abrió nuevamente sus puertas, como reconocimiento a su labor y por ser el depositario de tan invaluable patrimonio cultural el museo moronense lleva el nombre de Caonabo, institución de necesaria visita para todo aquel interesado en conocer las raíces más autóctonas del territorio norte de la provincia Ciego de Ávila. Allí pueden apreciarse las piezas más relevantes de la arqueología indocubana, en las que se incluyen, además, objetos de América del Sur, América Central y el Caribe.