Por Héctor Izquierdo Acuña

Cada 24 de mayo, un hecho de relevancia histórica y cultural convoca a todos los moronenses: la celebración de un uevo aniversario de la mercedación del Hato de Morón, acontecimiento que paulatinamente va convirtiéndose en una hermosa tradición, acicate para consolidar su sentido de identidad y pertenencia.

En Cuba resulta común la diversidad de criterios acerca de la fecha de fundación de algunas de las primeras villas. Morón no está exento de esa problemática y hoy, transcurridos 466 años de su mercedación como hato, se desconoce el origen de su nombre y la fecha exacta de su otorgamiento.

El historiador moronense Pedro G. Subirats Quesada en su obra Historia de Morón, expone que el 24 de mayo del año 1543, el cabildo de la villa de Sancti Spíritus otorgó el hato de Morón a Luís de Almeida y transcribe por vez primera el acta.

Como puede observarse, en ese momento ya el hato ostentaba el topónimo de Morón, por lo que no es aventurado suponer que había sido previamente denunciado, poseído y dado nombre por una persona de ese apellido, como el autor expresa.

Posteriormente Federico Naranjo y Rodrigo Aguilar en su imprescindible obra Historia de Morón y su municipalidad señalan que el hato de Morón había sido mercedado por el cabildo de Puerto Príncipe en 1525 a Ramón Morón –de ahí su nombre-, favorecido por la influencia de Pedro Morón, uno de los acompañantes de Vasco Porcado de Figueroa en el acto fundacional de la villa principeña, hipótesis que no ha podido ser demostrada. Hacen referencia, además, a documentos existentes en el Archivo de Indias, España, que no han sido nunca consultados.

Sin embargo, aún no han quedado esclarecidas por la historiografía el origen real del nombre Morón, y la mercedación o no del hato a Ramón Morón en 1525.

Etimológicamente la palabra Morón era “una especie de mambla o montecillo, loma imperceptible a simple vista”, término con el cual Naranjo y Aguilar consideran que “Puede aceptarse sin lugar a duda” como el que dio en nombre a Morón. Pero también son del criterio “que, sin género de dudas, el nombre de Morón… es debido al apellido de señor Ramón Morón, primero a quien hubo de mercedarse estas tierras”.

En otro orden, según Esteban Pichardo y Tapia en su obra “Diccionario Provincial casi razonado de Vozez y Frases Cubanas”, “Morón” es un: “Pez de agua dulce, tamaño de una vara, sin espina y sabroso, el mismo de Santo Domingo. Es más conocido por la parte oriental, y aun por la central de esta Isla, originando probablemente la denominación topográfica de la gran Laguna o Albufera de Morón”.

La hipótesis de Pedro Morón, quien se considera como un castellano que acompañó a Vasco Porcado de Figueroa en la fundación de Puerto Príncipe, se ve matizada por elementos de juicio que permiten cuestionar todo un andamiaje teórico que ha prevalecido durante décadas.

El científico cubano Antonio Núñez Jiménez en su artículo Factores geográficos, étnicos e históricos de la cultura cubana, valora la participación del gobernador de la Isla de Cuba Hernando de Soto en la conquista de La Florida iniciada en mayo de 1539 acompañado por Vasco Porcayo de Figueroa, y enuncia fragmentos de La Florida del Inca, escrita por Garcilaso de la Vega, quien cita a los primeros criollos indo españoles.

Expone Garcilaso que: Hernando se Soto, con mucho contento de haberlos hallado, mandó a dos soldados naturales de la isla de Cuba, mestizos, que así nos llaman en todas las Indias Occidentales a los que somos hijo de español y de india o de indio y española….” Los criollos mencionados son Diego de Oliva y Pedro Morón, quienes fueron muy útiles en la conquista de La Florida.

Lo que nos hace hacer nuevas consideraciones es que Pedro Morón no era de origen castellano sino un “mestizo, natural de la ciudad de Bayamo de la isla de Cuba”, como asegura Garcilaso. En otro orden, historiadores moronenses afirman que la documentación donde estaba recogida la mercedación de Morón fue destruida a consecuencia de un incendio. Sobre este particular Jorge Juárez Cano en su texto “Apuntes de Camagüey” expone la destrucción por un incendio de “… el archivo municipal y el parroquial que databa de 1528, así como las escrituras públicas” lo que nos hace inferir la imposibilidad de validar mediante documento alguno, la veracidad de la propuesta de 1525.

Mientras, el historiador y arqueólogo Felipe Pichardo Moya escribió sobre la fundación de Puerto Príncipe: “No existen documentos fehacientes –o por lo menos no se conocen hasta hoy-, sobre la fundación de Santa María”. Ante tanta incertidumbre, se consultó a la historiadora camagüeyana Elda Cento Gómez, estudiosa del tema y autora del artículo “La ¿polémica? de la fundación: reflexiones desde la historiografía”. El resultado fue infructuoso pues no posee información de que en el nacimiento de esa villa existiera alguien de apellido Morón.

De igual manera, en Una pelea cubana contra los demonios, obra de Don Fernando Ortiz sobre la historia de San Juan de los Remedios, no se hace mención al patronímico “Morón”.

Así, lejos de despejar las incógnitas, surgen nuevos cuestionamientos sobre los personajes que se suponen vinculados a las raíces fundacionales de la localidad. De cualquier manera, y haciendo uso literal de las palabras de Segundo Leiva Casay, quien fuera Historiador de la Ciudad, “el planteamiento de que Morón debe su nombre a alguien con ese apellido es, por su tremenda fuerza lógica, la hipótesis más acertada”, a la cual me sumo.

Consideramos que nunca debe exponerse como una verdad absoluta la mercedación del hato en el año 1525 a Ramón Morón porque ¿quién fue realmente este personaje de quien no se habla en ningún texto consultado? Incluso, Pedro Morón constituye ya una nueva interrogante.

Es necesario explicar las hipótesis sobre este trascendental acontecimiento, pero siempre estableciendo que, hasta tanto no se demuestre lo contrario a la luz de nuevos conocimientos, la fecha oficial de la mercedación del hato de Morón es el 24 de mayo de 1543, por el Acuerdo No: 22 – VII de la Asamblea Municipal del Poder Popular de fecha 18 de junio de 1994, efeméride que cada año se conmemora como muestra del fuerte sentido de identidad que caracteriza al pueblo moronense.