Por Héctor Izquierdo Acuña

En una época cercana a 1884, a Don Manuel Mazorra, dueño de uno de los primeros aserríos que tuvo la población, se le ocurrió la novedosa idea de edificar la primera construcción de dos pisos que tuvo la entonces villa de Morón, la misma que pasaría a la posteridad con el nombre de Altos de Mazorra quien, para que su proyecto no se desvirtuara ni un ápice de su concepción original, se encargó de dirigir la obra.

Así, sin menguar en su ideal, le encargó su ejecución a Santiago Irigaray Corrales quien, a pesar de ser un maestro de obras de excelente reputación, tuvo que dejarse guiar por las indicaciones precisas de Don Manuel, por aquello de que “el que paga manda”. Irigaray, con mayor o menor deseo, acometió con bríos el trabajo, no sin repetir constantemente a su exigente contratista que aquello que estaba levantando era un palomar.

Lo cierto es que, ante la mirada enigmática de los transeúntes, pronto vio alzarse sobre la periférica esquina de las calles Entrada y Parada en los tiempos coloniales, en la confluencia de las actuales arterias Castillo y Serafín Sánchez, la señorial edificación, toda de maderas preciosas, la misma que permaneció desafiando las inclemencias del tiempo por más de siete décadas, en momentos que en Morón abundaban las casas de guano y madera, con algunas de embarrado y teja típicas de su original arquitectura vernácula.

Cuenta Jesús Monteserín O´Really que su abuela fue dueña de la famosa construcción Altos de Mazorra, y que según su mamá, Elena Mazorra Izquierdo, ella se unió con Pastor Pastor Salgado en la finca Las Nuevas, quien era propietario de todo eso.

[…] La casa era de maderas preciosas, tenía tres pisos, todo de tabloncillo, porque había un piso interior tipo barbacoa que no se veía, con una ventanita que daba para el patio y otra al frente. Allí vivía Simón, dueño de una bodega que había en la primera planta junto a la panadería, él después hizo una bodega en la calle Libertad esquina a Castillo, y también vivía Pedro Yuvero, que fue carretonero, – prosigue Monteserín. Cuando conocí la casa había una panadería de Pedro Pedroso en los bajos de la edificación. En las cuatro esquinas habían bodegas, la de Simón, la del chino Felipe Lai, la del también chino Juan Wong, y en la otra esquina mi familia tenía la cafetería El Villanaso, propiedad de Avelino O´Realy, hermano de mi mamá. Los altos de Mazorra también tuvieron su misterio, pues decían que estaba embrujada y por eso arriba no vivía nadie […].

Sin dudas varios establecimientos ocuparon el lugar a lo largo de sus varias décadas, y así lo reflejaba el periódico El Gallo de

Moró en su edición del 8 de junio de 1927 cuando reportaba que el 1914 la morada estaba ocupada por la tienda de víveres La Platanera, propiedad de José García Dubrocá, sin que este escribidor tenga una referencia de algún que otro ocupante en los años sucesivos.

Sin embargo, los altos de Mazorra no pudo soportar los cambios que se operaban en una ciudad en expansión, de manera que fue demolido, y […] un hombre a quien conocían por El Moro, construyó la tienda La Santa Bárbara, y según me contaban esos alrededores habían sido una caballeriza del Ejército Español […], rememora Monteserín.

Poco después, cuando finaliza el año 1960 fue inaugurado un nuevo local con el nombre de Plaza Santa Bárbara, acontecimiento que fuera recogido por el periódico La Voz del 20 de diciembre ese año, cuando publicó: La plaza Santa Bárbara, nuevo establecimiento comercial para la venta de frutos menores quedó inaugurada el pasado día 4 – de diciembre – en el moderno edificio situado en el lugar del demolido Altos de Mazorra. El gerente, Antonio Isaac Jr. dijo que mantendrá un amplio surtido de aves y viandas para las Navidades.

La memoria histórica de los moronenses se enorgullece con el legado de Manuel Mazorra y aunque las recientes generaciones no la recuerdan, sirvan estas cuartillas para recordar un inmueble que hizo época por su ruptura con las concepciones constructivas del período en la localidad y asomarnos a una historia del pasado no tan reciente.