Por Héctor Izquierdo Acuña

Son sobradas las razones para rendir tributo a un hombre que supo ganar su graduación militar peleando, machete en mano y con un tesón sin límite, por la independencia de Cuba del yugo colonial español: el coronel del Ejército Libertador Nicolás Hernández Moreno, El Tocayo, Patriota Insigne de Morón.

Pero se hace necesario ofrecer algunos elementos que permitan aquilatar la verdadera dimensión del patriota que lo hicieron acreedor de que con el tiempo, y ya con una patria liberada décadas más tarde por la Revolución, se haya convertido en el Patriota Insigne del Municipio de Morón.

Nace José Nicolás Hernández Moreno el 19 de junio de 1841 en el poblado de Arroyo Blanco, que por aquellos tiempos pertenecía a Morón, y su infancia de campesino pobre le obligó a ayudar a su padre en las labores agrícolas, razones por las cuales no pudo recibir ningún tipo de instrucción. Como llevaba el mismo nombre de su padre, este comenzó a llamarlo Tocayo, apodo con el que pasó a la posterioridad.

El 28 de Abril de 1866, cuando su padre se encontraba afilando su machete de trabajo, un grupo de asesinos lo sorprenden y con su mismo instrumento de trabajo lo decapitan. Sus victimarios, luego de consumado el hecho abandonan el lugar dejando el cadáver en el patio de la pequeña finca. Resulta aún más repulsivo el acto criminal si se tiene en cuenta que el hecho se ejecuta en presencia de su esposa e hijos.

Conocida sus actividades independentistas el padre del Tocayo fue mandado a matar por los servidores de la Corona. Al regresar sus hijos y conocer lo sucedido juraron ante el cadáver lanzarse al campo de la revolución para luchar por la independencia y vengar aquel acto cobarde. Poco después, el Tocayo se traslada a la zona de Morón y en Ranchuelo vive dedicado a la agricultura y la ganadería.

La Guerra de los Diez Años había dado inicio el 10 de octubre de 1868 y muy poco después, el 8 de noviembre de 1868, Nicolás Hernández Moreno se lanzó al campo de la Revolución y se incorporó a las fuerzas del coronel camagüeyano Manuel de Jesús Valdés Urra, conocido por Chicho Valdés. Le acompañan su hermano Manuel de Jesús y su sobrino Simón Reyes Hernández, de sólo diez años, quien más tarde fuera conocido con el epíteto de El Águila de la Trocha. Así se iniciaba en Morón la Guerra de los 10 años y la vida militar de este patriota moronense.

Luego del desafortunado combate de La Ceja, ocurrido el 5 de diciembre de 1868, marcha hacia Oriente y allí se incorpora a las fuerzas del General Francisco Vicente Aguilera y de Carlos Manuel de Céspedes quién dispuso su inmediato traslado a las órdenes de Donato Mármol. Desde ese momento las acciones se suceden continuamente.

En 1869 Donato Mármol le ordena marchar sobre esta zona de la Trocha para armar e incorporar la mayor cantidad de hombres. En septiembre de 1869 se incorpora a las fuerzas de Salomé Machado y asaltan un convoy de embarcaciones que se dedicaban al comercio con Morón.

Son tantos los combates en que participa en estos años que una síntesis no permite recogerlas en su totalidad pero sí debemos destacar su participación directa en el ataque a un fuerte el 10 de enero de 1875 donde tuvieron una victoria al cogerles armas, cápsulas, caballos, monturas y efectos aunque el Tocayo resultó herido de un bayonetazo en el costado izquierdo logrando rematar al agresor. Con la sangre brotándole continuó combatiendo hasta tomar el fuerte.

El 16 de mayo de 1876 ataca y toma el frente de El Embarcadero de Morón. El 2 de agosto de 1876 tiene lugar el macheteo de El Pasto donde se ocuparon fusiles, machetes, balas y más de 90 caballos. Ya en abril de 1877, luego de haber acumulado una amplia hoja de servicios, asume el mando del Regimiento Castillo.

Durante la Guerra Grande participó en importantes acciones combativas que llenaron de gloria al Ejército Libertador, entre ellas los combates de Las Yeguas, Buey Sabana, Naranjo – Mojacasabe, Las Guásimas, asalto al polvorín de Nuevitas, ataque al poblado de Jatibonico, entre otras, donde sobresalió por su valor. Concluye la guerra, por méritos alcanzados en la campaña, con el grado de Comandante.

Luego del Pacto del Zanjón, aguarda el momento de lanzarse de nuevo a la manigua. Vuelve al campo y se instala en la finca Los Suspiros para cultivar su tierra, que hizo prosperar después de quedar destruida por la insurrección.

En los inicios de la Revolucionario del 95, la Guerra necesaria organizada con fervor por el Héroe Nacional José Martí, recibe una comunicación del general Joaquín Castillo López en el mes de abril solicitando su incorporación a la lucha y el 19 de mayo de ese propio año protagoniza su levantamiento en las cercanías de Morón llevando una bandera que ondeó libre en los campos de Cuba al frente de las fuerzas del Regimiento de Caballería Castillo, confeccionada por la joven patriota moronense América Peñaranda Machado, quien arriesgó su vida en la tarea.

El 29 de octubre de 1895 acampa Máximo Gómez en la finca Veracruz, al este de la Trocha, y allí se le incorpora el Coronel Hernández Juntos verificarán el cruce de ese bastión militar con rumbo a Las Villas.

El 20 de noviembre desde la Reforma, el generalísimo dicta una comunicación para Antonio Maceo siendo El Tocayo el portador de la importante misiva. Aguarda junto al Titán de Bronce y el 29 de noviembre de 1895 cruza nuevamente la línea militar española, esta vez hacia occidente, para encontrarse con el Generalísimo en los potreros de Lázaro López, donde un día después quedaría constituido el Ejército Invasor.

Entre sus tareas principales en estos primeros tiempos de contienda se encuentra la de organizar y fundar el Regimiento de Caballería Castillo, que llenó de gloria al Ejército Libertador en la región avileña y la estructura civil del Ejército Libertador al este de la Trocha.

El 6 de julio de 1896, a propuesta del general Serafín Sánchez Valdivia, y con la aprobación Gómez, es ascendido al grado militar de Coronel de Caballería. Luego de otras acciones de guerra se le ordena pasar al Cuartel General de la Brigada de la Trocha, formando parte de la plana mayor de dicha brigada. Su licenciamiento del Ejército Libertador ocurre en abril de 1899 en la villa de Morón.

Al concluir la guerra el coronel Hernández vive en varios puntos del antiguo Término municipal de Morón, entre ellos Edén, Manacas, Caracol. Para 1920, fijó su residencia en una casa marcada con el No. 94 en la Calle Avellaneda, entre Máximo Gómez y Salomé Machado, vivienda declarada Monumento Local con la aprobación de la Comisión Nacional de Monumentos.

Allí falleció a los 88 años de edad, cuando el reloj marcaba las 4 de la tarde del 26 de marzo de 1929. Terminaba así la vida de quién fue la figura más representativa del mambisado avileño en las guerras de independencia. La causa de su muerte fue una enfermedad cardiaca denominada asistolia.

Desde 1928, por acuerdo del ayuntamiento de Morón, una calle recuerda su nombre. En 1930, apenas un año después de su fallecimiento y también por acuerdo del consistorio, el antiguo Barrio La Caoba pasó a llamarse Barrio Coronel Hernández.

El coronel Nicolás Hernández Moreno tuvo el honor de luchar al lado de patriotas como los generales Máximo Gómez, Antonio Maceo, Serafín Sánchez, Carlos Roloff, José Gómez Cardoso, el comandante Ramón Leocadio Bonachea, entre muchas otras prominentes figuras de las Guerras por la independencia de Cuba.

De él expresó Bernabé Boza, jefe del Estado mayor del Generalísimo, cuando escribió en su Diario de Campaña: “este es un buen hombre, reliquia de la guerra del 68”, y lo calificó, a renglón seguido, de buen patriota.

Por su parte el también general Enrique Loynás del Castillo lo distinguió, junto a los también coroneles Irene Cervantes y Simón Reyes, como los leones de la Trocha, ambos calificativos que demuestran el porqué Nicolás Hernández Moreno es, con toda justeza, el Patriota Insigne de Morón y un ejemplo a seguir por las actuales y futuras generaciones; su legado y ejemplo imperecedero permite comprender mejor nuestra historia y las razones que hoy nos hacen defender y preservar, cada día más, las conquistas alcanzadas por el pueblo cubano durante más de cien años de lucha.