El 2 de febrero de 1938 nació Alfredo Gutiérrez Lugones en la ciudad de Morón, pero pronto la familia se trasladó a la Ciudad de los Portales, en la que transitó por varias casas de alquiler, una de ellas en la calle que hoy lleva su nombre. Su padre asumió las más arduas tareas, entre ellas, cortador de caña, carretero y arriero.
Alfredito apenas pudo estudiar hasta el tercer grado en una escuela pública. Con sólo siete años tuvo que contribuir a la subsistencia familiar. A los 16 se incorporó como aprendiz a la carpintería que construía envases para las piñas; allí llegaría a operario y a ganarse la confianza y afecto del dueño. Formó parte de la Juventud Obrera Católica en la que impactó por su sencillez y humanismo.
Fue partícipe activo de las protestas y campañas contra la tiranía desde el mismo golpe de Estado del 10 de marzo 1952, y en los sucesos revolucionarios de noviembre y diciembre de 1955, los que culminaron con la huelga por el diferencial azucarero.
Se identificó con el ideal político preconizado por Eduardo R. Chibás; y luego estuvo entre los primeros que se incorporaron a las filas del Movimiento 26 de Julio encabezado por Fidel quien había declarado que el Apóstol —paradigma patriótico de Alfredo— era el autor intelectual del asalto al cuartel Moncada.
A inicios de 1957 intentó —aunque infructuosamente — unirse a los barbudos, para lo cual se trasladó a la ciudad de Santiago de Cuba relacionándose con Frank País, René Ramos Latourt y Raúl Menéndez Tomassevich. Participó en sabotajes y arriesgadas acciones. Se destacó en el sepelio de Frank y en la huelga por su asesinato. Fue detenido por el Servicio de Inteligencia Militar (SIM).
Regresó a Ciego de Ávila, pero, al enterarse de que uno de sus compañeros estaba detenido y bajo custodia policial en el hospital de Camagüey, logró rescatarlo y evadir la intensa búsqueda.
El 17 de noviembre se incorporó a las fuerzas del pelotón de Francisco Cabrera, de la Comandancia General del Ejército Rebelde. Participó en varias acciones, entre ellas los combates de El Salto y Veguita. De su conducta en la Sierra le escribió Celia Sánchez a Ramos Latourt: “Su comportamiento en la tropa ha sido excelente”.
Pero una hernia obligó a su licenciamiento y a que fuese remitido a la indómita Santiago, donde vivía su novia, para ser operado. Al amanecer del 9 de febrero de 1958, en la oriental ciudad apareció su cuerpo con huellas de torturas y más de 30 impactos de armas de fuego. Había sido detenido por numerosas fuerzas represivas la tarde anterior, tras ser asaltada la casa en que se escondía.
Luego del triunfo de 1959, familiares y compañeros de lucha trajeron sus restos a la ciudad en que se hizo martiano y fidelista. En el Aula Magna del Instituto de Segunda Enseñanza el pueblo le rindió postrer tributo. Fue enterrado en la tumba de otro joven mártir, su hermano de ideales Raúl Cervantes Cervantes.
En el aniversario 60 de su desaparición física retumban inmensas las palabras del poema anónimo Tu nombre, a él dedicado: “Alma valiente toda de acero / Luchaste por Cuba por ideal […] / Libertad desde el cielo tú oirás […]”.
(Autores: Mayda Pérez García y Ángel Cabrera Sánchez)