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El tema de la meteorología y el clima es, junto a la pelota y la cotidianidad, de lo que más comentan los cubanos. Es así que el huracán Beryl no solo ha encontrado espacio en la conversación entre conocidos y desconocidos, sino también tiene su cuota en las redes sociales, ese barrio virtual.

Y como en todo barrio, además del buena gente, el que no se mete en lío y ayuda, también está el chismoso y el de las malas intenciones.

Podrían incluirse en esta última categoría los mensajes falsos emitidos en redes donde se han dado a conocer partes meteorológicos que no han sido dados y posibles trayectorias no sustentadas por datos o criterios científicos.

No por gusto, el propio Instituto de Meteorología (Insmet) y la Sociedad Meteorológica de Cuba alertaron el pasado sábado, en sus respectivos perfiles de Facebook, sobre la necesidad de solo prestar atención a la información meteorológica de fuentes oficiales.

Desorientar, engañar, confundir… en tiempos de huracán es poner en peligro vidas humanas. Por eso, habrá que estar muy, muy atentos a la trayectoria de Beryl, que ya se ha ganado la lamentable primicia de ser el primer huracán atlántico que alcanza categoría SS-5 en junio.

Al respecto, el profesor Luis Enrique Ramos, historiador de la meteorología en Cuba, recordaba también en Facebook que el impacto de un huracán en el grupo sur de las Antillas Menores no es un hecho frecuente, y evocaba cómo en los últimos 60 años, solo tres han cruzado sobre esa zona: 2005 (Emily), 2004 (Iván), y 1963 (Flora); los otros sistemas fueron poco intensos: depresiones y tormentas tropicales.

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