La acción fue un acto temerario si se tiene en cuenta la corta distancia que separa este punto de la villa, donde se encontraban numerosas fuerzas españolas como parte de los destacamentos que operaban en la trocha, además de las guarniciones de los fuertes que la rodeaban.
De resultar exitoso, el ataque permitiría obtener recursos necesarios para continuar la lucha, y en especial, la campaña de verano planeada por Máximo Gómez. El embarcadero era el punto ideal para conseguirlo, pues por allí se realizaba gran parte del comercio con otras regiones del país y de la jurisdicción.
Decidida la ejecución del plan, las tropas cubanas partieron en horas de la noche de la finca El Colmenar, al oeste de Morón.
Todo había sido previsto con exactitud. Las fuerzas, formadas por el segundo regimiento de infantería oriental, al mando de José Medina, jefe accidental del segundo regimiento de infantería del Primer Cuerpo, el comandante José Barbosa, y el regimiento de caballería Castillo a las órdenes de José Gómez Cardoso y del comandante Nicolás Hernández Moreno, debían garantizar el éxito.
La operación fue confiada al comandante Barbosa; el comandante Hernández, con un retén de 70 hombres de caballería, debía aguardar en una pequeña meseta cercana, al sur del embarcadero, listo para apoyar a las fuerzas principales, en caso de algún contratiempo.
El fuerte que protegía el sitio tenía 27 aspilleras y su guarnición la componían 20 hombres, lo que no fue suficiente para que fuera tomado y destruido, al igual que el embarcadero, después que los atacantes ocuparan un rico botín con efectos de todo tipo.
Después de la victoriosa acción, el jefe de las armas cubanas, el teniente coronel Medina, en un reporte que fue dado a conocer por la prensa de la manigua comunicaba:
“El 16 de este mes, reunidas las fuerzas de este Rejimiento [sic] y apoyado por el Ten Cor José Gómez con los Rejim. [sic] ´Castillo´ ataqué el embarcadero de Morón tomando el fuerte que lo defendía y pasando a cuchillo su guarnición. Fueron saqueados sus almacenes y ocupadas 16 embarcaciones de pequeño calado y un rico botín de víveres y ropas. Fuerte edificios y embarcaciones fueron destruidos por el incendio. Nuestras bajas el soldado Fermín Tito herido leve, y 1 asiático disperso. Las bajas del enemigo 20 muertos. Se ocuparon además 16 rifles Remington [f.c] y 1 800 cápsulas. Recomiendo a U. [Máximo Gómez] el comportamiento del comandante Barbosa jefe de la vanguardia y el de los sarjentos [sic] primeros Bernardino Puentes y José M. Calderón.” (1)
Terminado el combate, las tropas mambisas se dirigieron a la finca Las Cabezadas, al oeste de Morón, donde acamparon. Los cadáveres de los soldados de la guarnición del fuerte fueron conducidos, al día siguiente, en una carreta del comercio hasta la cabecera de la jurisdicción.
Esta relevante acción de guerra ha sido ubicada por los historiadores locales como ocurrida el 28 de mayo de 1876. Sin embargo, todo parece indicar, al ser analizado el parte de operaciones elaborado inmediatamente después por el jefe de las tropas atacantes, que tal y como reporta el teniente coronel José Medina, el ataque e incendio del embarcadero de Morón sucedió el 16 de mayo de 1876.
(Lic. Héctor Izquierdo Acuña)