Melissa Lorenzo Comesaña
No hay dudas de que a Enrique Gabriel Juncos lo mueve el pensamiento martiano. Como a José Martí, que pensaba que “los niños son la esperanza del mundo”, a este hombre la infancia le merece cualquier gesto o sacrificio. En la sala de Servicios de Pediatría del Hospital Provincial General Docente Roberto Rodríguez de Morón lo han comprobado.
Enrique es argentino, pero desde el año 2006 decidió mudarse a Canadá, donde actualmente reside. Desde allí ha viajado a Cuba en varias ocasiones, no precisamente como turista; en sus viajes Enrique trae donaciones para los más pequeños.
“Su primera donación fue a una niña de la comunidad La Rosa, la cual se encontraba con una traqueostomía, y que además es epiléptica, por lo que necesitaba un equipo que pudiera realizar la aspiración de las secreciones sin necesidad de electricidad, lo que le permitiría salir del hospital y volver a su hogar. Enrique trajo una aspiradora manuable”, explica Adriana Quesada Vasquez, jefa del Servicio de Pediatría del hospital.
Ya en la segunda donación fueron traídos insumos que sirven de manera general para el cuidado de los niños, como esparadrapo, termómetros, esfigmomanómetros, oxímetros y jeringuillas, repartidos en las tres salas que tiene el Servicio de Pediatría.
“La verdad es que es muy emotivo el afecto recibido por el personal médico que trabaja con los niños y de los pacientes, y es uno de los motivos justamente por lo que lo he hecho, aunque es triste no poder ayudar a todos, es la satisfacción y tranquilidad de poder ayudar a los niños sin esperar recibir algo a cambio”, dijo Enrique a Invasor.
Además de las donaciones hechas al hospital, este amigo solidario ha traído ropa para bebés y niños que lo necesitaban, además de unas muletas para una joven accidentada.
Algunos lo llaman Che, por su acento argentino que no pierde. Mientras, él asegura que siempre que pueda y esté a su alcance, seguirá colaborando. “Por los niños todo”, expresó.
Donación humanitaria para servicio pediátrico
Melissa Lorenzo Comesaña
No hay dudas de que a Enrique Gabriel Juncos lo mueve el pensamiento martiano. Como a José Martí, que pensaba que “los niños son la esperanza del mundo”, a este hombre la infancia le merece cualquier gesto o sacrificio. En la sala de Servicios de Pediatría del Hospital Provincial General Docente Roberto Rodríguez de Morón lo han comprobado.
Enrique es argentino, pero desde el año 2006 decidió mudarse a Canadá, donde actualmente reside. Desde allí ha viajado a Cuba en varias ocasiones, no precisamente como turista; en sus viajes Enrique trae donaciones para los más pequeños.
“Su primera donación fue a una niña de la comunidad La Rosa, la cual se encontraba con una traqueostomía, y que además es epiléptica, por lo que necesitaba un equipo que pudiera realizar la aspiración de las secreciones sin necesidad de electricidad, lo que le permitiría salir del hospital y volver a su hogar. Enrique trajo una aspiradora manuable”, explica Adriana Quesada Vasquez, jefa del Servicio de Pediatría del hospital.
Ya en la segunda donación fueron traídos insumos que sirven de manera general para el cuidado de los niños, como esparadrapo, termómetros, esfigmomanómetros, oxímetros y jeringuillas, repartidos en las tres salas que tiene el Servicio de Pediatría.
“La verdad es que es muy emotivo el afecto recibido por el personal médico que trabaja con los niños y de los pacientes, y es uno de los motivos justamente por lo que lo he hecho, aunque es triste no poder ayudar a todos, es la satisfacción y tranquilidad de poder ayudar a los niños sin esperar recibir algo a cambio”, dijo Enrique a Invasor.
Además de las donaciones hechas al hospital, este amigo solidario ha traído ropa para bebés y niños que lo necesitaban, además de unas muletas para una joven accidentada.
Algunos lo llaman Che, por su acento argentino que no pierde. Mientras, él asegura que siempre que pueda y esté a su alcance, seguirá colaborando. “Por los niños todo”, expresó.