LLamil Ruiz González
El Centro de Investigaciones de Bioalimentos, CIBA, institución ubicada en el municipio avileño de Morón, ofrece servicios científico-técnicos a las empresas de dentro y fuera del territorio, lo que incluye los llamados diagnósticos ambientales, una necesidad para estas entidades no solo en su interacción con el medio ambiente sino también para su funcionamiento orgánico y como garantía de la eficiencia de sus procesos.
Sin embargo, al decir de la master en ciencias Vania Vidal Olivera, jefa del departamento de Gestión Ambiental de la institución científica, la aceptación de estos estudios por parte de muchos directivos no es la más adecuada lo que pone en entredicho la necesidad de aplicar los adelantos de la ciencia y la técnica como reclama la máxima dirección del país.
De acuerdo con las declaraciones de Vidal Olivera, las incomprensiones no solo han estado relacionadas con el desarrollo de los diagnósticos ambientales y la aplicación de los resultados obtenidos, sino además con el establecimiento de las relaciones contractuales y el pago de los servicios.
Es un escenario extremadamente difícil de entender pues se ampara en actitudes, irresponsabilidades e incluso incompetencias que deben ser eliminadas en el menor tiempo posible si en realidad se aspira a un futuro mejor en el que la ciencia, la técnica y la innovación jueguen un papel protagónico.