Granma/17 de septiembre de 2022

El paso triunfal, en su inserción dentro del boxeo profesional, de la franquicia Domadores de Cuba, no debe sorprender a nadie.

La escuadra cubana acumula 13 éxitos categóricos en igual número de salidas frente a peleadores profesionales, en su mayoría de origen mexicano, y todos de la región de Latinoamérica.

Este debut era de esperar, atendiendo al bajo nivel que han mostrado sobre el cuadrilátero cada uno de los oponentes de los cubanos, y a la excelente forma deportiva con que llegaron los de la Mayor de las Antillas a sus enfrentamientos.

Tengamos en cuenta que, a pesar de la amplia experiencia y los títulos que poseen varios de los cubanos, no es lógico que los boxeadores de mejor ubicación internacional en cada una de las divisiones se crucen con ellos en estos momentos.

Poco a poco, a medida que cosechen nuevos triunfos, los palmarés irán mejorando de cara a combates de mayor intensidad frente a rivales de mejor pedigrí.

No se pueden analizar los combates celebrados hasta ahora sin tener en cuenta que, sostener de manera periódica este tipo de duelos, les garantiza a los boxeadores antillanos seguir preparándose de cara a 2023, año que tiene marcada la celebración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, los Juegos Panamericanos y el Campeonato Mundial.

Frente a ese extenso calendario, es de esperar que se logren pactar pleitos en los cuales las segundas y terceras figuras de los Domadores puedan ver acción. Hombres del nivel técnico que han boxeado hasta ahora contra los principales exponentes cubanos, pueden ser el termómetro para analizar si alguno de los integrantes de la preselección nacional está en condiciones de asumir, de cara a los Centrocaribes, el evento de menor fuerza de los tres calendariados para 2023.

Realizar una correcta selección de aquellos boxeadores que se emplearán rumbo a cada torneo es esencial, pues se trata de dos frentes que no pueden descuidarse: mantener la potencia de Cuba en juegos múltiples y citas mundiales, y llevar la calidad de los peleadores cubanos ante los mejores profesionales.

El reto es alto, pero se cuenta con el talento de los pugilistas y la sapiencia del colectivo de entrenadores para alcanzar y sostener ambas banderas del éxito.

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