Patricio Montesinos

Los cubanos rinden especial tributo por estos días al líder histórico de su Revolución, Fidel Castro, de quien hablan con una mezcla de admiración, respeto y añoranza, pero siempre lo hacen en presente, pese a su partida física.

Para los millones de admiradores en la mayor de las Antillas del Comandante en Jefe, como le seguirán llamando eternamente, Fidel vive en cada uno de sus compatriotas, y está allí, en cualquier punto de la Isla, donde apareció una y otra vez para sembrar ideas y esperanzas, y escuchar a su pueblo.

La mayoría de los cubanos tiene una anécdota que narrar de su máximo dirigente y guía, y por estas horas cercanas a su 96 cumpleaños, este 13 de agosto, lo hacen en diferentes actividades con marcado orgullo.

Muchos manifiestan que aún conversan con Fidel, que le piden consejos y ayuda en la toma de sus decisiones personales, y es muy frecuente escucharlos expresar entre lágrimas que le echan mucho de menos, como al familiar más cercano y querido.

Es que el hombre que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) intentó asesinar con más de 600 intentos de atentados y sucesivas administraciones de EEUU pretendieron derrocar, sin nunca conseguirlo, está presente en cada alegría y triunfo de los cubanos, y también ante cada adversidad y tristeza.

El líder de la Revolución del 1 de enero de 1959 en la mayor de las Antillas acompaña en cada momento a su pueblo, y para todas las generaciones, incluidas aquellas que menos lo conocieron, los más jóvenes y niños, es un ángel protector, y el ídolo de la bien merecida llamada Isla de la Dignidad.

Fidel es también recordado en todos los continentes porque siempre tendió sus manos solidarias a los más desposeídos de este mundo, sin pedir nada a cambio, y enseñó a sus compatriotas a seguir por ese sendero de ayudar a quienes lo necesitan.

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