(Granma)

Cuando el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en abril de 2010, aseguró que «la batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea principal y el centro del trabajo ideológico de los cuadros, porque de ella depende la sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social», quedaron enunciados los cambios que, en lo adelante, debería acometer la economía cubana.

Precisamente sobre esas transformaciones y las dificultades afrontadas, versaron los análisis de los delegados al 8vo. Congreso del Partido Comunista de Cuba, pertenecientes a la comisión 1, presidida por el primer ministro, Manuel Marrero Cruz.

Los intercambios contaron con la presencia, además, de los miembros del Buró Político Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado; Salvador Valdés Mesa, vicepresidente de la República; Ramiro Valdés Menéndez, vice primer ministro, y Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, entre otros dirigentes del Partido y del Gobierno.

Al referirse al contexto complejo que atraviesa el país, Marrero Cruz no pasó por alto el impacto de la pandemia de la COVID-19 y el recrudecimiento del bloqueo, acentuado con las más de 240 medidas impuestas por Estados Unidos, y articulado con una campaña para desacreditar a la Revolución y la gestión del Gobierno cubano.

No obstante, a pesar del difícil escenario, aseguró que no nos hemos detenido en la búsqueda de soluciones a los actuales problemas ni hemos renunciado a los proyectos futuros, por lo que se ha elaborado el Plan nacional de desarrollo económico y social hasta 2030, y se avanza en la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social.

La expresión práctica de estos asuntos, consideró, estriba en la Estrategia económico-social aprobada, con 319 medidas dirigidas a impulsar la economía y contener los efectos de la crisis mundial derivada de la pandemia.

En 2021, valoró el Primer Ministro, la situación no es menos compleja y, a partir de las experiencias de 2020, se establecieron prioridades, entre las cuales destaca, justamente, el enfrentamiento a la COVID-19.

Contar con un fuerte sistema de Salud, obra de Fidel, nos ha permitido, dijo Marrero Cruz, implementar el plan de acciones y obtener resultados positivos, gracias al papel meritorio del personal sanitario, de los científicos, de los jóvenes y del pueblo.

Pese a ello, la aparición de nuevas cepas con mayor nivel de transmisión, unido al incumplimiento de los protocolos establecidos, han dificultado el control del actual rebrote, y los principales problemas se localizan en las provincias de Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Sancti Spíritus, Granma y Santiago de Cuba, aseveró.

Mención obligada tuvieron los cinco candidatos vacunales desarrollados por la Mayor de las Antillas, dos de ellos en la fase III de ensayos clínicos, con resultados positivos. No obstante, alertó, el estricto cumplimiento de los procedimientos es lo que nos permitirá controlar esta situación que nos ha dejado lamentables pérdidas de vidas humanas y gastos millonarios.